El Tribunal Superior de Londres confirmó este miércoles que el proceso de extradición de Julian Assange proseguirá el 20 de mayo después de que Estados Unidos haya presentado la información que se le requirió en forma de garantías sobre su tratamiento en ese país.
Los jueces Victoria Sharp y Adam Johnson indicaron en una orden judicial que, habiéndose recibido el martes esa documentación pendiente, se programa para el día 20 una audiencia de dos horas en la que podrán ser examinadas esas garantías, que el equipo de Assange ya ha condenado por insuficientes.
Si el tribunal las da finalmente por buenas tras escuchar los alegatos de las partes, Assange podrá ser extraditado a EE.UU., que le reclama por 18 delitos de espionaje e intrusión informática por las revelaciones de su portal WikiLeaks.
Si en cambio las rechaza, el australiano de 52 años podrá recurrir en otro proceso judicial su entrega -aprobada por el Gobierno británico en 2022- en base solo a esos tres puntos, después de que la corte descartara el 26 de marzo el resto de sus argumentos. Washington tenía hasta el 16 de abril para ofrecer garantías satisfactorias en tres aspectos.
En primer lugar, que, de ser extraditado, le garantizará, pese a ser extranjero, poder alegar en su defensa la Primera Enmienda de la Constitución estadounidense, que protege la libertad de expresión.
Los magistrados también pidieron confirmación de que no se verá perjudicado en un eventual juicio por su nacionalidad y que no se le impondrá la pena de muerte, prohibida en el Reino Unido.
En su comunicación remitida al tribunal, el Gobierno de Estados Unidos asegura que, si Assange es extraditado, «no se verá perjudicado por razón de su nacionalidad en relación a la defensa que elija plantear en el juicio o de cara a la sentencia».
«Concretamente, podrá plantear e intentar ampararse durante el juicio (lo que incluye cualquier vista para sentencia) en los derechos y protecciones que ofrece la Primera Enmienda», dice, si bien matiza que la decisión sobre si ésta se le aplica «corresponde exclusivamente a los tribunales de EE.UU».
También mantiene que «no se pedirá ni se le impondrá la pena de muerte», pues, según la nota diplomática, el programador informático no está acusado de ningún delito castigado con la pena máxima.
Stella Assange, esposa del acusado y madre de sus dos hijos menores, dijo el martes que en realidad la supuesta garantía sobre la Primera Enmienda es una «no garantía». La abogada sueco-española lamentó que Washington no retirara explícitamente la declaración hecha tiempo atrás por la Fiscalía del país de que Julian Assange no podrá ampararse en esa disposición constitucional fundamental por no ser estadounidense.
«Estados Unidos se ha limitado a ofrecer palabras engañosas al afirmar que Julian puede 'intentar plantear' la Primera Enmienda», sin certidumbre sobre si ello será admitido, declaró en X.
Stella, de 40 años, señaló que la nota de Estados Unidos «no hace nada para aliviar la extrema angustia» de la familia sobre el futuro del periodista. La abogada reiteró su petición al Gobierno de Joe Biden de que retire los cargos contra su marido, como ya hizo la Administración de Barack Obama pero luego revirtió en 2019 Donald Trump.
2 comentarios
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... la antes reputada y ejemplar justicia británica ya cayó al nivel del lodo, cuando dejaron irse de rositas al genocida Pinochet, requerido por el tribunal Penal Internacional, por delitos de lesa Humanidad... ahora ahondan en el mismo hoyo, permitiendo, esta vez sí, esta extradición a un estado genocida que mataba sin contemplaciones ni respetar la legalidad internacional ni el debido respeto a los países aliados, a sospechosos de insurgencia, y un número bestial de daños colaterales, denuncias recogidas todas, con pruebas, por este periodista con mayúsculas, no otros que se las dan de y no son más que voceros de sus respectivos medios... Reino Unido, quien te ha visto y quién te ve...
Y el mundo asiste impasible a un atropello moral a un periodista perseguido por denunciar los graves delitos cometidos por un Estado: los EE. UU., que se pasa por el forro de la entrepierna los Derechos Humanos cuando le da la gana.