Las tareas de rescate prosiguen este miércoles, dos días después de que un terremoto de magnitud 7,6 sacudiera la costa occidental del centro de Japón dejando al menos 64 muertos y mientras los equipos de rescate batallan para encontrar supervivientes. «Se están llevando a cabo las actividades de rescate en una lucha contrarreloj, donde la prioridad es salvar vidas», dijo hoy el primer ministro japonés, Fumio Kishida, el inicio de una reunión para gestionar las tareas de este miércoles.
El mandatario también destacó la importancia de atender a los evacuados con agua, comida y otras necesidades básicas, con el fin de que sus vidas no corran también peligro, en una catástrofe que ha dejado unos 33.000 desplazados de 19 ciudades y pueblos en la prefectura de Ishikawa, la más afectada por el temblor. Precisamente en estos refugios de evacuación, informes recientes han señalado que carecen de agua, alimentos o combustible. «Mañana nos quedaremos sin comida», explicaba un empleado municipal de la localidad de Suzu en declaraciones a la cadena estatal NHK.
«Esperamos esfuerzos por parte de los oficiales enviados a la zona para las tareas de reconstrucción de infraestructuras, especialmente de agua y electricidad», añadió Kishida, y dijo que se tomarán medias necesarias una vez se conozcan el resto de necesidades. En localidades como Wajima, Noto o Suzu, todas cerca del epicentro del seísmo, los ayuntamientos aún están tratando de cuantificar edificios y estructuras derrumbadas.
En Suzu, «en torno al 90 % de las casas ha quedado total o parcialmente destruidas», según indicó su alcalde, Masuhiro Izumiya, en declaraciones recogidas a la agencia de noticias Kyodo. Hasta este martes, unos 1.000 efectivos fueron desplazados a esta prefectura, además de 22 aviones y 8 barcos para las actividades de rescate y recopilación de información de daños, sin embargo, Kishida dijo hoy que va a enviar el doble de personal en las próximas horas, además de bomberos y policías procedentes de todo Japón.
El objetivo es encontrar al mayor número de supervivientes posible antes de que se alcance el límite de las 72 horas, tras el cual resulta casi imposible encontrar a personas con vida entre los escombros.
El terremoto que golpeó la península de Noto -una zona en la que se sabe que hay fallas activas- el lunes, tuvo su epicentro a 30 kilómetros al noreste de Wajima y alcanzó el nivel 7 en la escala cerrada de 7 japonesa, que se centra en el poder destructivo del temblor.
Este seísmo, el más devastador en Japón desde el de 2016 en la prefectura de Kumamoto (que dejó más de 200 muertos), es el primero de nivel 7 en registrarse en el país desde 2018, cuando un seísmo alcanzó el nivel 7 en la isla de Hokkaido.
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