Una derivada internacional de la guerra que Israel libra contra Hamás en la Franja de Gaza se encuentra a orillas del mar Rojo, en concreto en Yemen. Allí tanto las autoridades como los rebeldes hutíes han emprendido una campaña de acoso y derribo a los buques y grandes cargueros que transitan en las inmediaciones de sus aguas. Avisaron que ningún portacontenedores o gran navío que beneficiara intereses de Israel de forma directa o indirecta tendrían la singladura en paz. Ahora los ataques tienen consecuencias reales, y tiembla el engranaje comercial a escala global por la tensión bélica en una de las principales rutas marítimas del mundo.
Al menos dos grandes empresas de transporte de mercancías, entre ellas la mayor naviera de contenedores del mundo MSC, han avisado en las últimas horas que sus rutas evitarán el Canal de Suez, ya que los militantes hutíes de Yemen intensificaron sus asaltos a buques comerciales en el Mar Rojo. La petrolera británica BP informa que ha decidido suspender temporalmente el tránsito de sus embarcaciones por este paso. «La seguridad de nuestra gente y de quienes trabajan en nuestro nombre es la prioridad de BP» han esgrimido fuentes de la compañía, con sede en Londres.
El movimiento hutí de Yemen, apoyado por Irán y contrarrestado por una coalición internacional liderada por Arabia Saudí, ha estado atacando buques en respuesta a la guerra de Gaza en una clásica ruta que posibilita al comercio entre Oriente y Occidente, especialmente de petróleo, utilizar el Canal de Suez para ahorrar tiempo y gastos en circunnavegar África. Ahora no quedará otra opción, si las aguas no regresan a su cauce.
Con las hostilidades declaradas, las aseguradoras han alzado la mano y las grandes distribuidoras han empezado ya a variar sus itinerarios. Las subidas a las primas de los seguros de riesgo de guerra pueden de este modo tener un efecto claro en el comercio de mercancías a escala global, alterando los precios y agregando más incertidumbre a un escenario ya de por sí poco determinado. Los expertos recuerdan lo sucedido desde el pasado año 2020, con la escasez de microchips, cuando la falta de conductores provocó un alza en los precios de multitud de productos alrededor del mundo, especialmente en los tecnológicos.
Recordemos que el MSC Palatium III, buque de bandera liberiana, fue atacado el viernes con un dron en el estrecho de Bab al-Mandab, frente a Yemen, en el extremo sur del mar Rojo. No hubo que lamentar heridos, pero el buque sufrió algunos daños por incendio y fue puesto fuera de servicio, tal y como plasmó la naviera en un comunicado. Otro buque de bandera liberiana, el Al Jasrah de Hapag Lloyd, fue alcanzado por un misil, según informó el ejército estadounidense. Incluso las autoridades yemeníes han participado de esta espiral de violencia.
Asimismo, la danesa A.P. Moller-Maersk suspendió el pasado viernes todos sus envíos de contenedores a través de Bab al-Mandab hasta nuevo aviso, y el sábado se le unieron la suiza MSC y el grupo naviero francés CMA CGM. «La situación sigue deteriorándose y aumenta la preocupación por la seguridad», declaró esta última multinacional. Otras, como la alemana Hapag Lloyd, podrían seguirle pronto la estela. Hamás y otras milicias palestinas han disparado cohetes y drones contra territorio israelí en las últimas semanas, a lo que se suman los ataques ejecutados por el partido-milicia chií libanés Hezbolá desde el sur de Líbano, y a los perpetrados por los hutíes desde Yemen, desde donde han lanzado misiles balísticos y drones.
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