El criminal más buscado del país, huido de la justicia desde hace 30 años, se sometía regularmente a exámenes médicos en la clínica privada de la Maddalena, en Palermo, donde decenas de agentes de la policía se habían apostado para garantizar la seguridad del resto de los pacientes durante el arresto, según los investigadores, citados por medios locales.
El jefe de la mafia siciliana padecía cáncer de colon y tenía metástasis en el hígado por las que se sometía a ciclos periódicos de tratamientos de quimioterapia, para lo cual usaba supuestamente utilizaba el apellido Bonafede, indicaron fuentes de la clínica.
Cuando fue detenido, Messina Denaro no estaba postrado en cama, sino sometiéndose a los exámenes médicos. «Hoy, 16 de enero de 2023, los carabineros Grupo Operativo Especial del Comando territorial de la región de Sicilia, en el marco de la investigación coordinada por la fiscalía de Palermo, han arrestado al fugado Matteo Messina Denaro dentro de un recinto sanitario al que había acudido para someterse a tratamiento médico», anunció el general Pasquale Angelosanto.
La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, confirmó la detención, que calificó de «una gran victoria para el Estado» y que demuestra que «el Estado no se rinde ante la mafia». Meloni, que destacó que el arresto se ha producido el día después del aniversario de la detención hace 30 años de Totò Riina, otro jefe del crimen organizado, agradeció a «las fuerzas policiales y, en particular, a los Carabineros, a la Fiscalía Nacional Antimafia y a la Fiscalía de Palermo por la captura del máximo exponente de la delincuencia mafiosa».
La captura del mafioso, con varias condenas perpetuas por los atentados de Cosa Nostra de 1993 y numerosos homicidios, llega tras la intensificación de las investigaciones llevadas a cabo por los fiscales de Palermo Maurizio de Lucia y el adjunto Paolo Guido, añaden los medios.
Messina Denaro, que hoy tiene 60 años, debe cumplir varias cadenas perpetuas por los atentados de 1993 en Florencia, Roma y Milán en los que murieron diez personas. También se le considera el cerebro de las bombas que provocaron la muerte de los dos magistrados antimafia en 1992 Paolo Borsellino y Giovani Falcone, la esposa de éste, Francesca Morvillo, y ocho agentes de la escolta.
En una última sentencia se reconoce el papel de Messina Denaro en la llamada estrategia de los atentados de Cosa Nostra para presionar al Estado en los años 90 y prueba su participación tanto en los de 1992, reivindicados por «Totó» Riina, como en las bombas de 1993, encargadas por otro jefe mafioso, Bernardo Provenzano. Fue justo después de estos atentados cuando Messina Denaro desapareció y, tras la detención de Riina y Provenzano, se consideró que seguía moviendo los hilos de Cosa Nostra desde un paradero desconocido.
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