Miles de manifestantes asediaron durante horas a los doscientos agentes del Ministerio del Interior refugiados en el inmueble y únicamente los dejaron salir cuando hizo acto de aparición el carismático boxeador y dirigente opositor, Vitali Klitschkó.
Ahora, al igual que ocurriera con el Ayuntamiento y la Casa de los Sindicatos, el centro de exposiciones ha sido sellado con barricadas de nieve y en su interior se han abierto ya una cocina, un comedor y un dormitorio.
Autorización
Los periodistas son los únicos que reciben autorización para adentrarse en sus dependencias, que se encuentran en buen estado, ya que los manifestantes se han comprometido a garantizar la seguridad de sus archivos.
«¿Extremistas? Soy licenciado universitario. Tengo más preparación intelectual que muchos ministros. Los bandidos son ellos», aseguró a Efe otro ciudadano de unos cuarenta años a la puerta del edificio.
La resistencia popular a Yanukóvich es una máquina engrasada de desobediencia civil que tanto es capaz de organizar la construcción de una barricada en apenas unos minutos como la captura de unos provocadores o la toma de un edificio. Como ejemplo, decenas de personas se dedicaron durante horas hasta la caída de la noche a romper la gruesa costra de hielo que cubría al adoquinado de la plaza de Europa con el fin de llenar los sacos de nieve para las barricadas.
Los manifestantes hicieron hoy una pausa en su lucha para celebrar las pompas fúnebres del manifestante bielorruso, Mijaíl Zhisnevski, que murió al recibir un disparo en el pecho en los primeros días de desórdenes en Kiev.
Envalentonado por el avance del movimiento de protesta, el Cuartel de Resistencia Nacional (CRN) lanzó hoy un ultimátum a Yanukóvich para que libere en las próximas horas a los 118 manifestantes detenidos.
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