Esta oruga está especialmente activa entre febrero y marzo. | Archivo

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La procesionaria, una oruga que prolifera en pinares, parques y jardines de España a partir de febrero, representa un grave peligro para mascotas como perros y gatos. Sus pelos urticantes pueden provocar reacciones alérgicas severas, intoxicaciones e incluso la muerte en animales. Los expertos advierten sobre los riesgos y brindan recomendaciones para proteger a las mascotas.

La procesionaria es una polilla extendida en los pinares europeos, con notable presencia en regiones como Mallorca. De sus nidos eclosionan larvas que se transforman en orugas de unos 3 cm, caracterizadas por su medio millón de pelos altamente urticantes. Al entrar en contacto con la piel de humanos o animales, estos pelos provocan diversas reacciones adversas.

Los principales síntomas en mascotas son irritación facial, úlceras en la córnea del ojo, dificultad para respirar, inflamación en la lengua e hipersalivación. En casos graves, el contacto con la procesionaria puede derivar en la muerte del animal.

Recomendaciones

Ante la observación de síntomas, es crucial apartar al animal de la zona con procesionarias y retirar cuidadosamente los pelos de la oruga, preferiblemente con guantes. Para reducir el efecto nocivo, se recomienda verter agua templada sin frotar, evitando que los filamentos se claven en la piel y liberen más toxinas.

En España, aproximadamente 30.000 perros sufren cada año los efectos de la procesionaria, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Alimentos para Animales de Compañía (ANFAAC). Esto resalta la importancia de tomar medidas preventivas y estar alerta ante los signos de intoxicación.