Muchas casas mallorquinas incorporan esta planta en sus decoraciones navideñas. | Eye Em

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La Flor de Pascua, también conocida como poinsettia o flor de Nochebuena, se ha consolidado como un emblema indiscutible de la Navidad en numerosos hogares alrededor del mundo. Su vibrante color rojo y su presencia en la decoración festiva suscitan la pregunta: ¿por qué esta planta se asocia tan estrechamente con la Navidad?

Originaria de México, la Euphorbia pulcherrima, nombre científico de la Flor de Pascua, crece de forma silvestre en regiones tropicales del país. Los pueblos indígenas, como los mexicas, la denominaban cuetlaxóchitl y la utilizaban en rituales y ofrendas, reconociendo su belleza y simbolismo. Con la llegada de los colonizadores españoles y la evangelización, los misioneros franciscanos adoptaron esta planta para adornar las iglesias durante las celebraciones navideñas, aprovechando su florecimiento coincidente con la época de Adviento.

La popularización internacional de la Flor de Pascua se atribuye a Joel Roberts Poinsett, el primer embajador de Estados Unidos en México, quien en 1828 quedó fascinado por la planta y la llevó a su país. Allí, la poinsettia —nombre que recibe en honor a Poinsett— ganó rápidamente popularidad como adorno navideño, tradición que posteriormente se extendió a Europa y otras partes del mundo.

El simbolismo de la Flor de Pascua en la Navidad es profundo. Sus hojas rojas, que en realidad son brácteas, representan la sangre de Cristo, mientras que las hojas verdes simbolizan la esperanza y la vida eterna. Esta interpretación ha reforzado su asociación con las festividades cristianas, convirtiéndola en un elemento decorativo casi indispensable durante la temporada navideña.

Además de su significado religioso, la Flor de Pascua aporta un toque estético inigualable a la decoración navideña. Su intenso color rojo contrasta armoniosamente con los tonos verdes del follaje y otros adornos, creando una atmósfera cálida y festiva en los hogares. Su versatilidad permite que se utilice en arreglos florales, coronas, centros de mesa e incluso como planta ornamental en macetas, adaptándose a diversos estilos decorativos.

Es importante destacar que, aunque la Flor de Pascua es perenne en su hábitat natural, en climas más fríos requiere cuidados específicos para mantener su vitalidad más allá de la temporada navideña. Ubicarla en un lugar con luz indirecta, regarla moderadamente y evitar corrientes de aire son algunas de las recomendaciones para prolongar su vida. Sin embargo, muchas personas la consideran una planta de temporada y la reemplazan anualmente, lo que ha fomentado su comercialización masiva en los meses previos a la Navidad.