Muchos padres evitan darles chucherías en exceso por miedo a que les ponga nerviosos. | Freepik

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La creencia de que el azúcar provoca hiperactividad en los niños es un tema debatido en la ciencia y la cultura popular. Padres de todo el mundo afirman observar un aumento de energía en sus hijos después de consumir golosinas o refrescos azucarados. Pero, ¿es esto un fenómeno real o solo una percepción errónea?

En la década de 1970, se popularizó la teoría de que el azúcar afectaba el comportamiento infantil, especialmente la atención y el nivel de energía. Desde entonces, numerosos estudios científicos han intentado verificar esta creencia. Sin embargo, los resultados han sido inconsistentes, y varios investigadores concluyen que el azúcar no es el principal culpable de la hiperactividad en los niños.

Estudios y resultados

Una revisión de estudios realizada por la Universidad de Vanderbilt analizó los efectos de la glucosa en el comportamiento infantil. Los resultados mostraron que no existía una relación directa entre el consumo de azúcar y el incremento de actividad o nerviosismo. En estos estudios, los niños a quienes se les administró azúcar real y a quienes se les dio un placebo respondieron de manera similar en términos de comportamiento.

Sin embargo, el entorno puede jugar un rol importante en cómo los adultos perciben el comportamiento de los niños. En situaciones festivas o eventos especiales, donde el consumo de azúcar es alto, los niños suelen estar más excitados por la misma emoción de la ocasión. Esto lleva a los padres a asociar ese comportamiento con el consumo de azúcar, aunque realmente puede ser una respuesta natural al ambiente festivo y a la atención de otros niños y adultos.

El papel de la expectativa

Curiosamente, un estudio liderado por el psicólogo Daniel Hoover y publicado en el Journal of Abnormal Child Psychology sugiere que los padres que creen que el azúcar afecta el comportamiento de sus hijos tienden a percibirlos como más hiperactivos cuando estos consumen azúcar. La expectativa de que el azúcar pondrá "nervioso" al niño puede influir en cómo interpretan sus acciones, confirmando el mito en sus mentes sin que haya un cambio real en el comportamiento del niño.

La evidencia científica actual sugiere que el azúcar no es responsable de la hiperactividad en los niños de manera directa. Si bien un consumo excesivo de azúcar puede afectar otros aspectos de la salud, como el aumento de peso y problemas dentales, no existe una base sólida para afirmar que produce un cambio inmediato en el comportamiento. En realidad, el entorno y las expectativas de los adultos parecen jugar un rol más relevante en esta percepción.