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Hace poco estábamos preocupados por el efecto 2000. ¿Se acuerdan? Pero el efecto 2000 no afectó a los ordenadores, sino a cosas mucho más profundas e imperceptibles. El efecto invernadero nos recuerda que debemos cuidar nuestro planeta; y el efecto mariposa, que cualquier pequeño detalle puede tener consecuencias imprevisibles. Son muchos los efectos y las causas que los provocan. Tal vez podamos hablar del efecto veraneo, como uno de los que más consiguen transformar la vida de la gente, su estado de ánimo y sus rutinas.

Hoy empieza la calurosa estación, con el solsticio de verano. Cuando la duración del día y la altura del Sol al mediodía, llegan a su máxima expresión, Ciutadella se viste de fiesta y con la avalancha de visitantes, la balanza menorquina se inclina hacia Ponent.

Fuera de la isla pasan cosas, es cierto, pero son unos días de feliz ensimismamiento. No estamos para distracciones ni amarguras innecesarias. Se experimenta, más bien, el gozo y la alegría de vivir compartiendo. Orgullo de la tradición; euforia por un presente eterno, porque se repite como el primer día. De padres a hijos, y de abuelos a nietos, se transmiten: pasión, devoción, emoción y hospitalidad…respetando antiguos protocolos. Toda la atención se concentra en unos actos comunitarios (cada vez más multitudinarios). Tiempo de hombres a caballo y de reunión familiar. En los problemas ya pensaremos después de las fiestas. Ahora toca alegría y romper la monotonía.
Lo más admirable, es la total participación e implicación del pueblo en todas las celebraciones. Con el efecto "toc de fabiol", volvemos a sentir lo que tantos y tantos experimentaron antes que nosotros. La crisis es solo una anécdota en el tiempo, que pasará tarde o temprano. Pero mientras todo cambia, hay cosas que permanecen inalterables, por voluntad del pueblo, que así lo escenifica cada año.

El efecto veraneo nos cambiará sin remedio. La mayoría esperamos su influjo positivo: sea por trabajo o vacaciones. Volverán los recitales de poesía; el baloncesto por un día; la música en las calles; y los barcos de época en el puerto.

Mientras Siria se desangra, todo el mundo se espía mutuamente (saben lo que buscas en Google o lo que pones en Facebook): el derecho a la intimidad resulta pisoteado por la causa. En unos casos, se justifica por la libertad de expresión o las ganas de fardar; en otros, por la seguridad ciudadana. Se descubren nuevas cuentas en Suiza, mientras aquí las cuentas no acaban de salir… ¡cuántas contradicciones!...

El efecto Streisand, es un fenómeno de Internet en el que un intento de censura u ocultamiento de información fracasa, o es incluso contraproducente, ya que acaba recibiendo mayor publicidad y difusión que la que hubiese tenido en caso de no hacer nada. Puede que el veraneo traiga también asociado, un agradable y misterioso efecto placebo.

Muchos estudian el tema de los efectos. Hasta el punto de que ya han salido algunos expertos…en efectos especiales.