Recuerdo una canción del grupo "Golpes Bajos" titulada "Malos tiempos para la lírica". No sé por qué me ha venido a la cabeza, como si esa letra y esa música, pegasen con la situación actual. Estábamos en los felices 80 y el horizonte parecía limpio y despejado. La movida madrileña acabó, y ahora estamos metidos en otra clase de movida, que no es tan halagüeña ni poética. Espero y deseo que "Illanvers" no desaparezca, porque la poesía es un lujo imprescindible.
"El azul del mar inunda mis ojos, el aroma de las flores me envuelve, contra las rocas se estrellan mis enojos y así toda esperanza me devuelve…Malos tiempos para la lírica..."
Era otra forma de decir: no está el horno para bollos. Cuando falta lo fundamental, sobran florituras. No hay nada más peligroso que el sentimiento de inseguridad y de perder pie. Entonces, la gente se agarra a un clavo ardiendo. Aparecen extremismos, radicalismos y unas utopías que parecen estar a la vuelta de la esquina, esperándonos sin esfuerzo ni dolor. Es un terreno abonado para charlatanes y salvadores que prometen lo que no podrán cumplir. Lo realmente grave, es que no haya un proyecto que ilusione e incite a limar las diferencias europeas. Los estados ya no bastan…y la burocracia sobra.
Gracias a Alfons Méndez, por sus noticias de Schroeder, secretario de la flota americana fondeada en Menorca a mediados del siglo XIX. En su artículo del pasado 12 de mayo (Francis Schroeder), podemos leer una crónica de tiempos remotos. Nuestra historia contiene todos los ingredientes para hacerla interesante: cruentas batallas, dominaciones, asedios, convivencias multiculturales y fugaces encuentros. Seguimos contemplando el mar circundante y confiando en que amaine, cuanto antes, la tormenta.
Las calles esqueléticas anhelan días cálidos, con su magnífica explosión de flores y colores. Todo parecía escondido y adormilado. Pero el clima benigno y caluroso, nos trae el desembarco de miles de turistas, que cual circulación de la sangre, llenan las arterias comerciales de dinamismo y oxígeno. Suena otra vez, música callejera.
Razón, sensibilidad y fe, son abstracciones. Pensar, sentir y creer, son actividades concretas que necesitamos para vivir. Lo curioso del caso, es que no pensamos, ni sentimos, ni creemos lo mismo. Vamos pasando de una sociedad sólida, a una sociedad líquida y, para algunos, gaseosa. Instalados en la nube.
"Seguro que algún día cansado y aburrido, encontrarás a alguien de buen parecer, trabajo de banquero bien retribuido, y tu madre con anteojos, volverá a tejer…Malos tiempos para la lírica…"
La poesía sobrevive como puede, escondida y acosada por todas partes. Sin una actitud apropiada, seguirá rodeada de mezquinos intereses y prosaicas ocupaciones. Cuando te la encuentras, agazapada tras un montón de insulsas vulgaridades, pareces elevarte por un momento sobre la infinidad de chorradas que oprimen tu mente y la llenan de discusiones estériles, que no te interesan. Solo entonces, es posible que universo rime con verso, mariposa con cualquier cosa, y cabeza con belleza…
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