La materia que nos envuelve y de la que también formamos parte, nos ha hecho materialistas e iconoclastas a la vez. Hemos vivido la era del petróleo y todo lo que ha movido, empezando por mi coche. Los petrodólares han permitido convertir en oro las tierras áridas del desierto. Su explotación o control han tenido que ver con innumerables guerras y conflictos. Material estratégico que lo mueve todo, haciéndolo funcionar sin descanso. Las variaciones de su precio, pueden ocasionar ataques de inflación y de pánico.
Pero los recursos se agotan. Cuando las energías suspiran por renovarse o morir, todo el tinglado económico-financiero está enfermo. Esta sed inagotable de poseer sin límite que nos define como sociedad de consumo, parece que está en horas bajas. De tanto comprar para especular, el crédito se ha secado y la máquina se ha parado en plena carretera, dejándonos tirados. Algunos se forran; la inmensa mayoría se acerca a la miseria.
Aparecen nuevos materiales, de los que ya se habla: coltán, silicio, grafeno. Cambiarán las cualidades y prestaciones de los objetos que manejamos, permitirán cosas impensables hasta ahora, facilitarán nuestras vidas futuristas y traerán nuevas costumbres que se convertirán en tradiciones con el paso del tiempo. Pero su fabricación y control seguirán siendo fuente de luchas, por las ansias de poder o riqueza. El profesor Elices, es una eminencia en Ingeniería y Ciencia de los Materiales. La Mecánica de la Fractura ha sido una de sus especialidades, a la que ha realizado enormes contribuciones.
Y también está el espíritu, que no pertenece al mundo material pero que forma parte de nosotros mismos, como el agua y la sangre. ¿Quién estudia sus fracturas? Shakespeare escribió que estamos hechos de la misma materia que los sueños. Muchas cosas siguen existiendo aunque no las toquemos o veamos. Solo tenemos un punto de vista único y necesitamos intercambiarlo, de vez en cuando, para poder salir de nosotros mismos.
Benedicto XVI ha anunciado que se retira. "Estaré siempre cerca de vosotros, pero permaneceré escondido para el mundo". También nos deja un mensaje contundente de despedida: "No se debe instrumentalizar a Dios para fines propios, dando más importancia al éxito o a los bienes materiales". El primer Papa que abrió una cuenta en Twitter, que ha vivido los escándalos de pederastia, la traición y las intrigas, ahora llama a todos los creyentes a la renovación urgente, para no apartarse del mensaje evangélico. Ocurren muchos sucesos imprevistos, últimamente. Meteoritos que surcan el espacio, la oscuridad y el silencio, y a los que no solemos prestar atención hasta que se aproximan demasiado.
En momentos de quiebra y fatiga colectiva, cuando tantas cosas que parecían firmes se derrumban y el sufrimiento aumenta, la eterna lucha entre el espíritu y la materia seguirá siendo una necesidad profunda del alma humana. Las riquezas son perecederas, la salud frágil, la existencia corta, la felicidad huidiza y el poder cambiante… ¿A qué podemos asirnos, mientras intentamos no caer abatidos por el camino?
Hacer el bien, ser honrado, disfrutar de la amistad, agradecer los momentos compartidos. Seguir el antiguo consejo de amar por encima de todo…y no dejar que el desánimo nos venza.
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