Semejante a priori, simple observación no es baladí y como verán, si tiene mucha substancia puesto que la imposición de la misma, fuerza necesariamente al diseño consecuente de macro soluciones elevadas con pasos inferiores, para poder efectuar un cambio de dirección en sentido contrario al de la marcha del vehículo, además de una mayor anchura de viales, coste e impacto ambiental... Todo ello conlleva implícitamente, unas soluciones técnicas solo al alcance de grandes constructoras de fuera de la isla (vaya casualidad…o no), un uso mayor del territorio, malgastar un montón de dinero público y para rematar la guinda del pastel, cargarse el carácter rural de una isla que por su conservación y belleza, mereció en su día, el titulo de Reserva Natural de la Biosfera.
Con el proyecto, que el Consell pretende llevar a cabo, si no ocurre un milagroso acto de cordura, la destrucción del patrimonio paisajístico en esos tramos está garantizada, para desespero de aquellos que no han perdido el juicio todavía, ni pretenden sabotear esta singular isla mediterránea.
Con la construcción en Menorca de semejantes "bunyols de ciment ", el objetivo de encubrir por parte del Consell, el impopular desdoblamiento de la carretera general está servido. Mediante su aprobación, sus dirigentes habrán dado otro paso más para convertir, el todavía conservado y sencillo encanto de la isla que tanto le sirve para diferenciarse de sus hermanas, en el escaparate ejemplar de un desarrollo malentendido, capaz de recordar a los menorquines y turistas, durante los 45 kilómetros de su recorrido, que esto es España, un país donde nos podemos cargar cualquier cosa irresponsablemente por muy pública, reserva, natural o biosfera que sea.
Si esta isla está abocada como parece evidente a vivir del turismo, valdría la pena considerar qué, a sus visitantes, no les gusta la vulgaridad de los grandes viales.
Les recuerda la vida masificada que sufren durante la mayor parte del año en sus respectivos países. En Menorca, atraídos por otros valores que aquí todavía perviven, desean volver a vivir en un entorno, sencillo, natural, bien conservado y más humano, para ellos irremisiblemente perdido. Ese, entiéndanlo, es uno de los carismas importantes de la isla, por el cual, todavía los turistas se atreven osadamente a pagar un disparate por unos billetes para volar hasta ella. Sé de qué me hablo, no en vano dediqué catorce años de mi vida profesional, como guía internacional de turismo viajando por el mundo, entendiendo las motivaciones de los viajeros que acompañaba. Actuar sin tener todo esto en cuenta, como se pretende con la buñolada viaria proyectada, no es tener visión de futuro como algunos pretenden, es justamente lo contrario, es visión de pasado… al que yo añadiría pasado de rosca.
A cambio obtendremos, según esos lúcidos dirigentes, una mayor seguridad y alguna palmera plantada, por lo que se puede ver en los proyectos. Habrán conseguido derrochar injustificadamente nuestro dinero, veinte millones de euros, en unas obras desmesuradas, inadecuadas y poco respetuosas, justo en un momento en que los gobernantes deberían ser sumamente prudentes. Pues si no díganme Uds. ¿Con que autoridad moral pretenden después aplicarnos recortes a servicios básicos, o pedir la comprensión de los ciudadanos? Un buen corte de mangas es lo que merecen.
Ya ven lo que puede dar de sí la frase, prohibido girar a la izquierda. Como ha sugerido el GOB, con un mayor sentido del respeto y sensibilidad por Menorca, el Consell debería haberla omitido, , para permitir consecuentemente, el proyecto por parte de los técnicos de otras soluciones viales , más económicas, respetuosas, adecuadas, y con un nivel de seguridad tan buena como la de cualquier carretera nacional de la Península, que bien sabemos los menorquines, no están precisamente construidas con rotondas de niveles y pasos inferiores enlazadas cada kilometro y medio , como por ejemplo se pretende hacer en la mayoría de las proyectadas el tramo Maó- Alaior.
El convenio con el Ministerio de Fomento permite explícitamente, a pesar de lo que digan algunos interesados, la negociación de las obras a realizar. Al Consell hay que decirle, que deje de jugar al egocentrismo del poder. Que por favor hagan un ejercicio crítico de sus intenciones, y que salven de semejante agresión a Menorca, nuestra isla.
Por último permítanme una consideración, cuando un proyecto es inapropiado, los dirigentes del Consell no deberían empecinarse políticamente y éste no debería aplicarse. Ni el dinero, ni el servilismo político, ni sus compromisos ocultos, ni la prepotencia de un partido, deberían nunca utilizarse para abusar de Menorca. Y quien así lo hiciere, convendrán conmigo, merece la firme reprobación y el rechazo de su población.
Jordi Viola Giner
Alaior
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