Imagen de un extraterrestre en una playa generada con IA.

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Érase un extraterrestre. Pongamos uno de aspecto simpático, de esos que dan más ternura que miedo. Rollo «Sin noticias de Gurb». Muy inteligente, pero ignorante de los misterios del comportamiento humano, de las dobleces de su lenguaje. Por algún error de cálculo su platillo volante no ha aterrizado en Wisconsin o Massachusetts, como suelen, sino en Menorca, en pleno mes de enero, en medio de una urbanización turística. Tiene una misión: un día para contactar con seres inteligentes y elaborar un informe para sus superiores, con quién sabe qué intenciones.

Los primeros pasos de este ser detritoforme por las calles de la urbanización son erráticos. No tiene mucho tiempo. Busca sin éxito un bar en el que ingerir electrolitos. Pasea torpemente por calles desiertas. Observa con extrañeza casas, establecimientos y grandes edificios cerrados. Ve cubos con chip frente a algunos portales. Rebusca con desespero individuos de la civilización avanzada que puebla la Tierra, pero solo hay gatos, pájaros y algún insecto. Al final, como si de un alumno de Secundaria se tratara, acaba recurriendo a una cordial inteligencia artificial, muy predispuesta a responder a sus preguntas.

¿Por qué hay tantas construcciones vacías? ¿Dónde está la gente? Porque son de personas que no viven aquí. ¿Y esos grandes edificios llenos de ventanas también están vacíos? Sí, son hoteles. Menorca es un lugar que vive principalmente del turismo, pero los turistas quieren bañarse en la playa, no vienen cuando hace frío. Pero leo en las bases de datos que llamáis internet que los gobernantes aseguran que la Isla –también unos pueblos que se llaman Alaior y Ferreries– es un destino para todo el año. Hablan mucho de los avances en la desestacionalización. ¿Sabes qué es eso? Un deseo. Les gustaría que hubiese turistas todo el año. Se gastan un montón de dinero en promocionar Menorca para que vengan más visitantes fuera del verano, para alargar el negocio básicamente, pero al final los turistas son muy suyos, reciben los mensajes y luego pasan de todo y siempre acaban viniendo cuando les da la gana, sobre todo en verano, o cuando pueden, que no todo el mundo tiene la libertad de escoger su periodo de vacaciones.

El extraterrestre se revuelve en luna silla que ha tomado de una terraza, plantada en medio de una playa desierta en pleno crepúsculo. Le recuerda a su planeta de origen, siente algo similar a la nostalgia. Tendría que haber venido en verano, se lamenta. ¡No! No lo hagas, le dice la IA. Está masificado. Quiere decir que en verano hay demasiada gente. Tu presencia llamaría mucho la atención. Pero yo necesito contactar con humanos, se impacienta el extraterrestre. Tengo que entregar un informe. Quiero preguntarles muchas cosas. ¿Son felices dedicándose a eso del turismo? Emm... En verdad no lo sé. Algunos sí, supongo, sobre todo los dueños de todos estos edificios y casas. Otros trabajan solo unos meses al año y no cobran lo suficiente para tener una casa. Entonces estarán deseando que vengan turistas todo el año, ¿no? Bueno, no es tan fácil. En ese momento aparece un humano con un perro. Se le acaba el tiempo. Corre hacia él. El humano se asusta y se marcha entre gritos. Es hora de volver al espacio. No ha entendido nada.