Centenares de personas acudieron ayer a los cementerios de la Isla con flores, plantas y velas y envolvieron de color los lugares de reposo de sus difuntos | Josep Bagur Gomila

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«Collige, virgo, rosas»; recoge, doncella, las rosas, incitaba en sus versos el poeta clásico Ausonio, pues el tiempo pasa y la vida se marchita. En la jornada de este martes centenares de menorquines de todas las edades visitaron a sus difuntos y depositaron gladiolos, crisantemos, rosas o centros de flor variada frente a sus sepulturas, recuerdo de la fragilidad del ser humano que a la vez alegra los cementerios cada uno de noviembre. Con la celebración del tradicional día de difuntos familias enteras acudieron desde primera hora de la mañana hasta el anochecer a limpiar las lápidas, encender velas y, en resumen, a compartir parte de su tiempo con los que ya no están físicamente, pero de los que conservan una nítida imagen en su recuerdo.

Padres empujando cochecitos de bebé, nietas y abuelas cogidas del brazo. La vida llenaba así los camposantos, que rebosaban de actividad, gracias al buen tiempo, que propició la gran afluencia de visitantes. A pesar de que muchos previsores ya habían colocado sus presentes durante los días anteriores, algunos, sobre todo mayores, aprovecharon para repetir sin el ajetreo de la puesta a punto del hogar donde reposan sus seres queridos, que se llevó a cabo mayoritariamente durante el fin de semana.

Las corporaciones municipales también honraron la memoria de los ciudadanos ausentes. En Alaior seofrecieron flores a los difuntos y sonó un solo de trompeta en su memoria. En Ciutadella la alcaldesa y representantes de la Corporación municipal acudieron al acto institucional en el que se recordó a dos hijos ilustres de la localidad, la botánica y catedrática Maria Àngels Cardona, fallecida hace 25 años, y el militar del siglo XVIII, Pere Quadrado Enric, en el bicentenario de su muerte. La actividad en los cementerios de la Isla continúa también hoy, en algunos municipios como Es Migjorn, Sant Lluís, Es Mercadal, Fornells o Ferreries, donde es costumbre celebrar misas por los fallecidos el 2 de noviembre, Día de los Fieles Difuntos.