Tradición o reforma, el corazón partido

En el vecindario del Cós hay división de opiniones, entre los residentes y también entre los comerciantes de la vía y otras adyacentes. Los residentes aguardan desde hace años el proyecto, ya que muchos bajos y sótanos de viviendas han tenido problemas de inundaciones cuando se registran lluvias fuertes.

El sistema de conducciones que discurre bajo la calle «está muy viejo, se tiene que cambiar», señalaba ayer uno de los propietarios y habitante del Cós durante toda su vida, Antoni. De hecho, vivía «dalt es Cós» y se mudó unos números más abajo, al centro de la vía, cuando se casó. «Queremos el Cós», asegura, y si la mejora supone renunciar a las carreras, el cambio se aceptaría. «En realidad mi padre participaba hace muchos años y se hacían en Baixamar», asegura Pilar, su mujer.

Sin embargo Raquel, mucho más joven y empleada en una tienda, cree que la tradición se debe mantener y pide «que no haya más cambios en tema de fiestas».

Otros vecinos acogen con indiferencia el posible traslado de las carreras, y la preocupación se extiende entre los comercios pero por otro motivo: temen que las obras, recién comenzadas, no cumplan el plazo previsto de tres meses y afecten a la campaña de Navidad e incluso a las rebajas posteriores. «Queríamos que empezaran más tarde, en enero, pero el Ayuntamiento nos dijo que las fechas de los contratos de las obras no se podían cambiar», explica una comerciante.

Por su parte, el portavoz del PSOE en el Ayuntamiento, Vicenç Tur, opina que sería «un error» que se perdieran las carreras del Cós, «son una parte importante de la fiesta», y aboga porque cualquier cambio se realice mediante «el acuerdo con los caixers y cavallers». Sobre el efecto de las obras en la actividad comercial, considera que el plazo de tres meses «es ajustado» y «peligra» la campaña de Navidad.