No voy a ser cómplice

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Siempre había sido un delito, progresivamente ha ido pasando a despenalizado basándose en tres supuestos, «violación, malformación y peligrosidad materna». Habiendo llegado en la actualidad al derecho personal de la embarazada.

Tanto en los supuestos como en los plazos, hemos llegado al absurdo de 165 abortos en el Hospital Mateu Orfila, llegando a la expresión de Hamlet «ser o no ser», optando el considero responsable nacituro    por el «no ser», cuando en realidad es una persona humana que queda de manifiesto en el momento del nacimiento.

Para llegar a esta situación, ha sido necesario la adaptación del Congreso, siendo responsable además el Tribunal Constitucional, los partidos progresistas, que han promovido la pena de muerte para el inocente, cuando se consideró un logro de la democracia la abolición de la pena de muerte para el culpable. Los que están en su derecho, han sido los manifestantes que han sido reprimidos.

El intentar expresar mi opinión ya he sido considerado «sonado», en realidad tengo 94 años y en sucesivas circunstancias se llegará a considerar lo absurdo que está sucediendo.

Ya en la actualidad se está observando el fracaso del aumento de la duración de la vida en comparación con los nacimientos, no es de extrañar si a los que debían aumentar el censo los eliminan con el aborto. Esto ha motivado la imposibilidad del sistema de atención al anciano.

Con la presente lo que espero conseguir como mínimo es el respeto al derecho del nacituro, además de mover las conciencias de las personas. Es la muerte de un ser humano.

Aquí dejo expresado mi derecho de expresión.    El permanecer callado me haría cómplice, como lo son la mayoría que han votado por el aborto.