Estar al frente de la federación decana del asociacionismo turístico en España, con la mayor representatividad en número de establecimientos y plazas turísticas, supone una gran responsabilidad. No solo por los casi 50 años de historia que nos avalan, sino porque el sector hotelero es un pilar esencial del tejido económico de las islas.
Hoy, viajar se ha convertido en una prioridad para las personas, por encima de otros bienes de consumo. Esto ha consolidado el crecimiento del turismo a nivel mundial y ha situado a Mallorca en una posición de liderazgo. Sin embargo, este éxito conlleva retos que requieren una gestión con visión de futuro.
El turismo es un sistema transversal e interconectado que va mucho más allá de la hotelería. La experiencia de los visitantes depende tanto de la calidad de nuestros establecimientos como de otros factores clave: infraestructuras, transporte, limpieza, seguridad y también de la oferta especializada. Todos estos elementos forman parte de una cadena de valor que debe funcionar con precisión, sin generar fricciones con la comunidad local.
Estamos en un momento clave en el que hay que afrontar múltiples desafíos como la incertidumbre geopolítica, las tensiones comerciales, la dificultad del acceso a la vivienda, los movimientos migratorios, la transición energética y la adaptación al cambio climático están redefiniendo las prioridades económicas y sociales. Frente a este escenario, la respuesta no puede ser la inacción ni la confrontación, sino el compromiso con soluciones concretas. En este sentido, las Bases para la Agenda de Transición de Balears marcan un punto de inflexión. Fruto de un proceso voluntario, abierto y participativo que ha permitido construir una hoja de ruta estructurada para afrontar los cambios necesarios en nuestra comunidad. No todos los sectores o actores implicados compartirán al 100% cada uno de los objetivos, pero lo importante es que existe una base común para dialogar, proponer, analizar y consensuar para avanzar.
Este modelo de planificación estratégica nos coloca en una posición única para liderar una transición ordenada y efectiva. Otros destinos turísticos no cuentan con una herramienta de estas características, y si sabemos aprovecharla con rigor, podremos consolidar a las Islas Balears como referentes en sostenibilidad y competitividad. Desde la FEHM, participamos activamente en este proceso, con el convencimiento de que la transformación es la única vía para garantizar un desarrollo sostenible equilibrado.
En las próximas semanas, tendremos la oportunidad de plantear propuestas concretas para dar forma a estos objetivos. Desde el sector hotelero, estamos comprometidos con la inversión y la evolución de nuestro modelo de negocio, pero también estamos comprometidos con el destino y necesitamos que las instituciones estén a la altura del desafío. El archipiélago balear tiene la oportunidad de liderar un cambio de calado. Si apostamos por una transición realista y estructurada, podremos garantizar un futuro sólido y sostenible para el turismo y para toda la sociedad.