Redacción01/02/25 11:54
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"¿Podrías dejarme de grabar con tu cámara? Porque estoy aquí en la vida real. Puedes disfrutar en la vida real, en vez de a través de tu cámara". Casi han pasado diez años, desde que Adele lanzó esta reprimenda a una espectadora que llegó a sacar el trípode en pleno concierto en Verona. El momento se hizo viral, gracias a otro asistente que también estaba con la cámara de su móvil lista para grabar.

"Esto no es un DVD, es un espectáculo en directo y me gustaría mucho que lo disfrutaras. Hay mucha gente fuera que no ha podido entrar", reflexionó Adele en voz alta. La artista se estaba adelantando a la sociedad ansiosa de inmortalizar cada instante con su propio smartphone.

Aunque el pulso nos falle. Aunque nos estemos perdiendo tantos detalles al estar parapetados detrás del aparato. Da igual, lo importante es grabarlo. Grábalo todo. Así nos vamos olvidando sentir cada instante en primera persona, sin una pantalla de móvil como intermediario. Incluso si acudimos a un programa de televisión, que ya se va a filmar con un despliegue técnico profesional.

Lo hemos visto estos días con el Benidorm Fest. Los planos de reacción de las galas, especialmente de la primera semifinal, eran de personas mirando el móvil. Algunos grabándose a sí mismos con un foco iluminando su cara, cuando el show ya había comenzado. Elegimos sentirnos protagonistas de la historia antes que vivir la historia.

Las redes sociales han conseguido su objetivo: no podemos dejar de producir contenido para ellas mientras pensamos que estamos trabajando para nosotros. Ni siquiera sabemos muy bien qué hacemos porque queremos hacerlo y qué hacemos para que se vea que lo hemos hecho.

Hemos ido normalizando ser personas a las que les importa más demostrar al mundo que están en el "lugar de los hechos" a la alegría de poder disfrutar de un momento que nunca más volverá. Porque, al final, cuando estás tan bien contigo mismo y pasándotelo genial de verdad no tienes necesidad de subir ninguna story a Instagram o vídeo a TikTok para que los demás vean lo bien que te lo estás pasando.Entonces, el móvil hasta se nos olvida.

Sin embargo, Adele ha perdido la batalla. Necesitamos ser productivos hasta en los momentos de ocio, pues la era de los influencers nos ha incrustado en la que cabeza que si no lo grabas con tu propio móvil parece que no estuviste allí. Aunque estuvieras allí y te perdieras todo por cumplir las expectativas del like.