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Más de 200 revistas científico médicas de todo el mundo se han unido para pedir simultáneamente a los líderes mundiales que tomen medidas de emergencia para limitar el aumento de la temperatura global, detener la destrucción de la naturaleza y proteger la salud.

Lo han hecho a través de un editorial publicado en los principales títulos de todos los continentes, incluyendo el British Medical Journal, The Lancet, el New England Journal of Medicine, el África Oriental Medical Journal, el Boletín de Ciencias de China, el Nacional Medical Journal de la India, el Medical Journal of Australia, y 50 Revistas especializadas de BMJ, incluidas BMJ Global Health y Thorax, justo antes de que tenga lugar la Asamblea General de la ONU, que se celebra esta próxima semana y que es una de las últimas reuniones internacionales previas a la conferencia climática (COP26) en Glasgow, Reino Unido, en noviembre.

Se trata de un momento crucial para instar a todos los países a entregar planes climáticos mejorados y ambiciosos para cumplir los objetivos del Acuerdo de París, el tratado internacional sobre cambio climático adoptado por 195 países en 2015. "Si bien los objetivos recientes para reducir las emisiones y conservar la biodiversidad son bienvenidos, no son suficientes y aún deben coincidir con planes creíbles a corto y largo plazo", advierte.

Nunca se habían reunido tantas revistas, hasta 220 en total, para hacer la misma declaración, reflejando la gravedad de la emergencia del cambio climático que ahora enfrenta el mundo. No obstante, durante décadas, los profesionales de la salud y las revistas de salud han estado advirtiendo sobre los severos y crecientes impactos en la salud del cambio climático y la destrucción de la naturaleza.

El impacto en la salud y la supervivencia de las temperaturas extremas, los fenómenos meteorológicos destructivos y la degradación generalizada de los ecosistemas esenciales son solo algunos de los impactos que estamos viendo más debido al cambio climático. Afectan de manera desproporcionada a los más vulnerables, incluidos los niños y los ancianos, las minorías étnicas, las comunidades más pobres y las personas con problemas de salud subyacentes.

En este sentido, el texto denuncia que "la mortalidad relacionada con el calor entre las personas mayores de 65 años ha aumentado en más del 50%" en las últimas dos décadas, y que las altísimas temperaturas tienen consecuencias para nuestra salud tales como "una mayor deshidratación y pérdida de la función renal, neoplasias dermatológicas, infecciones tropicales, resultados adversos de salud mental, complicaciones del embarazo, alergias y morbilidad y mortalidad cardiovascular y pulmonar".

Recuerdan que el calentamiento global afecta de igual forma en gran medida al "rendimiento global de los principales cultivos", cuya producción ha disminuido entre un 1,8 y un 5,6% desde 1981, lo que, unido a "los efectos del clima extremo y el agotamiento del suelo", dificulta la lucha contra la desnutrición. Así, subrayan que "la destrucción generalizada de la naturaleza, incluidos los hábitats y las especies, está erosionando la seguridad alimentaria y del agua y aumentando la posibilidad de pandemias".

Por eso, instan a los gobiernos a intervenir para transformar sociedades y economías, por ejemplo, apoyando el rediseño de los sistemas de transporte, las ciudades, la producción y distribución de alimentos, los mercados para inversiones financieras y los sistemas de salud.

Para llevar a cabo estos planes "se necesitará una inversión sustancial, pero esto tendrá enormes beneficios económicos y de salud positivos, incluidos trabajos de alta calidad, reducción de la contaminación del aire, aumento de la actividad física y mejora de la vivienda y la dieta".

Fundamentalmente, la cooperación depende de que las naciones ricas hagan más, dicen. En particular, los países que han creado de manera desproporcionada la crisis ambiental deben hacer más para ayudar a los países de ingresos bajos y medianos a construir sociedades más limpias, más saludables y más resilientes.

"Como profesionales de la salud, debemos hacer todo lo posible para ayudar en la transición a un mundo sostenible, más justo, resistente y más saludable. Nosotros, como editores de revistas de salud, hacemos un llamado a los gobiernos y otros líderes para que actúen, marcando el 2021 como el año en que el mundo finalmente cambia de rumbo", señala.

"Los profesionales de la salud han estado en la primera línea de la crisis del Covid-19 y están unidos al advertir que ir por encima de 1.5 C y permitir la destrucción continua de la naturaleza traerá la próxima crisis mucho más mortal. Las naciones más ricas deben actuar más rápido y hacer más para ayudar a los países que ya sufren temperaturas más altas. 2021 tiene que ser el año en que el mundo cambie de rumbo, nuestra salud depende de ello", señala la doctora Fiona Godlee, editora en Jefe de The BMJ, y una de las coautoras del editorial.

Por su parte, Seye Abimbola, editor en jefe de BMJ Global Health considera que lo que hay que hacer para abordar las pandemias, las inequidades en la salud y el cambio climático es lo mismo: "Solidaridad y acción global que reconocen que, dentro y entre naciones, nuestros destinos son inextricablemente vinculados, al igual que la salud humana está indisolublemente vinculada a la salud del planeta".

Finalmente, el profesor Alan Smyth, editor en jefe conjunto de Thorax, ha recordado que el calentamiento global afecta el futuro de del planeta y en este momento está afectando la salud pulmonar de todos sus habitantes en todas las edades, desde jóvenes hasta mayores. "Este editorial es un llamado a los líderes mundiales en la COP26 para que tomen medidas inmediatas y proporcionadas para limitar el aumento de las temperaturas globales", concluye.