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Barcelona no ha esperado a aprobar la prohibición total de la prostitución callejera, con la que el Gobierno municipal quiere perseguir más a los clientes, y ha aumentado desde principios de año la presión a quienes demandan estos servicios y la disminuye sobre las meretrices.

El primer teniente de alcalde y responsable de Seguridad, Joaquim Forn, justifica la nueva orientación sancionadora: "La parte más débil es la prostituta; por tanto, no debemos ir contra esta parte sino contra el cliente".

El Ayuntamiento está tramitando una modificación de la ordenanza del civismo para hacer efectivo el veto, que debería entrar en vigor antes del verano, y que plantea eliminar el aviso previo para que la Guardia Urbana pueda actuar de inmediato.

La Urbana se ha avanzado a la voluntad de poner el foco sobre quienes piden servicios sexuales en la vía pública, y en el primer trimestre las sanciones a los clientes han crecido un 35,48% en relación a los tres últimos meses del 2011.

Por contra, ha impuesto un 26,8% menos de multas a las mujeres por ejercer en la calle, y la Agencia para el Abordaje Integral del Trabajo Sexual (Abits) ha aumentado este año un 67% sus recursos para atender a las que quieren abandonar la prostitución.

La modificación de la ordenanza se aprobó inicialmente en marzo en base a una propuesta del PP con el apoyo del Gobierno municipal de CiU, y, tras publicarse en el Boletín de la Provincia el gobierno presentará alegaciones.

Forn explicó que con los populares comparten "el principio general" de que no se puede ejercer o demandar la prostitución en la calle y de eliminar el aviso previo, pero insiste en que debe ponerse el foco en el cliente.

Así, ya trabaja en el régimen sancionador para que la multa sea más elevada para el cliente, y queda por ver si se reducirá la cuantía para las prostitutas, mientras que el PP pide que sea un agravante ejercer, por ejemplo, a 200 metros de una escuela.

Añade: "Es muy importante distinguir entre la sanción a la prostituta y al cliente. Somos muy conscientes de que por la vía de la sanción a la prostituta no le harás abandonar esta actividad, lo que no quiere decir que no se la pueda sancionar".

En paralelo, el Ayuntamiento quiere asegurarse de que los turistas pillados con una prostituta en la calle paguen las multas, a diferencia de los nacionales, que suelen abonarlas, con lo que estudia fórmulas para "garantizar" que también cobrará de los visitantes.

Recuerda que el alcalde, Xavier Trias, ve la prostitución como la esclavitud del siglo XXI, y que su objetivo es que "algún día no haya persona que deba vivir de ella", si bien reconoce que es algo que no resolverán ni en este ni en el próximo mandato.

Con todo, afirma que no conciben ningún tipo de prostitución, pues no es mejor la que se ejerce en un local privado que en la calle, si bien "no son lo mismo determinados espectáculos de calle a cualquier hora del día que están al alcance de todos que tenerla en locales".

El Ayuntamiento efectuará otro cambio de la ordenanza para prohibir el alcohol en la calle independientemente del envase, y sumará el plástico y el brick al veto de la lata y el vidrio, para lo que ya tiene perfilado el texto.