«Se tarda mucho de una parada a otra. No estoy segura de que cohabitar con las bicicletas sea una buena idea. Tampoco las obras (por los JJ.OO. de 2024) han ayudado», explica a EFE Anne-Laure, mientras se resguarda del frío parisino en una marquesina situada en la Avenue Gambetta, junto al cementerio de Pere Lachaise, en el este de París.
Esta vecina del distrito XX alude así a las obras de esta concurrida vía, que conecta con la populosa periferia este de la capital y en la que, en 2022, se le retiró un carril de bus en beneficio de las bicicletas. En Gambetta, por donde pasan tres de las 64 líneas de la ciudad, el autobús tiene que apañárselas con los vehículos particulares, lo que impacta en su velocidad. «Lo que he constatado es que en los trayectos más largos la cosa se ralentiza por culpa del aumento del tráfico», lamenta Baptiste, otro vecino del distrito XX.
La gestora del transporte público parisino, la RATP, reconoció a EFE que la velocidad media de los buses se ha despeñado de los 16 kilómetros por hora del año 2000 a los 11 km/h en 2025. El metro (25 km/h), el tranvía (15), la bicicleta (15) o el automóvil (14) son medios más rápidos. Solo caminar (entre 4 y 6 km/h) es más lento.
«Más lentos en 2025 que en 1925»
«La circulación del autobús depende de varias variables, como la congestión del tráfico vial (atascos, obras, cohabitación de las vías) o la convocatoria de manifestaciones», se defiende la compañía. Su presidente, el antiguo primer ministro Jean Castex, se fijó como prioridad mejorar el bus poniendo un ejemplo llamativo: «En 2025 van más lentos que en 1925».
Este medio de transporte es el privilegiado por públicos más vulnerables como los ancianos, las personas en sillas de ruedas o con carritos de bebés debido a que la accesibilidad a la red de metro de París, una de las más antiguas del mundo, es muy limitada. La gestora del transporte público parisino, que depende de la región (gobierno conservador), advierte sobre la política del Ayuntamiento (controlado por una coalición izquierda-ecologistas) a favor de la bicicleta: «El desarrollo de la movilidad suave, para contrarrestar la contaminación asociada a los atascos, debe de hacerse en armonía con los transportes colectivos».
Con la construcción de al menos 130 kilómetros de nuevos carriles-bici desde 2021, la bicicleta ha sido el medio de transporte en el que la alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha puesto todas sus energías para reducir la contaminación atmosférica y acústica, algo, que según los últimos datos, ha logrado. En 2023, la circulación automóvil de París se redujo el 6,7 % respecto a 2021, un 54 % en 20 años. Aun así, diariamente, todavía circulan por el centro de París entre 350.000 y 550.000 vehículos.
«La culpa es de los coches»
Detrás de la junta de distrito del XX, un conductor de la línea 69, que recorre casi 10 kilómetros desde el este de París hasta el pie de la Torre Eiffel, da su visión sobre la degradación del servicio de bus, el único medio de transporte que decrece en número de pasajeros (ha perdido unos 100 millones de viajeros en cuatro años).
«¿No te has dado cuenta que somos el país de los coches? Renault, Peugeot, Citröen. Te lo digo porque estoy al volante todos los días, el problema no son las bicis, son los coches. Habría que retirarlos a todos», se indigna el hombre, quien dice no poder dar su nombre ni hablar frente a una cámara por cuestiones contractuales. La investigadora Isabelle Coll, quien estudia la movilidad urbana y sus efectos en la contaminación, apunta a la limitación de 30 km/h de la velocidad de los autobuses. «Esta limitación puede resultar demasiado estricta cuando se trata de una vía amplia y que es recta», señala a EFE la profesora de la Universidad Paris-Est Créteil.
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