Lo hacen como una forma de demostrar que, pese a todo el sufrimiento y el dolor que la guerra ha llevado hasta ellos, la esperanza y la vida se abren camino entre las fachadas ahumadas por las lumbres y los cráteres de los misiles que han abierto el suelo en canal.
Como en otras ocasiones no queda mucho margen a la duda de los fines propagandísticos de este material, como cuando los asesores de algún ministerio ucraniano o los reporteros locales instigados por un departamento gubernamental comparten fotografías de militares fotogénicos acariciando gatitos. En todo caso parece una propaganda lícita, habida cuenta todo el daño infringido por esta guerra que según sus instigadores debía durar no más de dos o tres días.
Es más, las autoridades ucranianas cuentan que en la escuela 134 de Járkov se libró un encarnizado enfrentamiento. Así lo relatan ellos mismos: «El 27 de febrero, las fuerzas especiales rusas irrumpieron en el edificio de la escuela. Para neutralizar a los ocupantes y salvar las vidas de los residentes se llevó a cabo una batalla: los defensores ucranianos neutralizaron un pelotón de unos 30 ocupantes en el edificio».
Más allá de la puesta escena llamativa, como la misma fotografía de la chica con el vestido rojo en mitad de las ruinas del edificio escolar de Járkov, esta información pone el foco en un problema destacado que ha generado la guerra en Ucrania. Y es que, desde el 24 de febrero, se han destruido más del doble de escuelas en el país de Europa del Este que en los primeros siete años tras el estallido de los combates en 2014.
El dato demoledor lo aporta una entidad de confianza como es Save the Children, en base a informaciones del ministerio ucraniano del ramo, que a principios de este mes de junio contabilizaba al menos 1.888 centros escolares atacados desde la escalada de la tensión y el enfrentamiento bélico a gran escala, cuando entre 2014 y 2021 unos 750 colegios resultaron dañados, destruidos u obligados a cerrar.
Asimismo, la región homónima de Járkov es la tercera área de Ucrania en número de niños heridos por los combates, que además han costado la vida a al menos 263 menores. Las autoridades recogen datos de niños heridos en casi todo el país, pero la mayoría se registraron en las regiones de Donetsk (190), la región de la capital, Kiev (116) y Járkov (112), seguidos a una distancia mayor por los heridos en Chernígov (68), Lugansk (53) y Jersón (52).
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