Hasta no hace mucho, explicarnos la diferencia entre cómo son las cosas y cómo deberían ser era tarea de clérigos, moralistas, expertos, periodistas deportivos, filósofos y dirigentes políticos, pero ahora y gracias a los avances tecnológicos, ya lo hace cualquiera. Y por supuesto los meteorólogos, que a diario nos avisan de que las temperaturas no son las que deberían ser. Que no son lo que eran, vamos. Cosa que no nos extraña, puesto que según escucho desde hace años, nada es ya lo que era, y mucho menos lo que debería ser. España misma no es ni de lejos lo que debería ser, como hemos comprobado estos días en el debate de investidura del Congreso, pero tampoco el ancho mundo, que es casi lo contrario de lo que debiera, y hasta el propio Dios, de existir, no sería ni la sombra de lo debe ser un Dios verdadero, es decir, bíblico.
Oraciones
Sentido del deber
28/09/23 4:01
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