Las cosas y las personas crecen y decrecen continuamente ante nuestros ojos. Europa, por ejemplo, es una realidad que aumenta o disminuye sometida a infinidad de fuerzas y presiones. Pasa con los partidos políticos, las empresas, los proyectos… Unos quieren una Europa fuerte y unida, basada en valores democráticos; y en un bienestar repartido de manera solidaria, fruto de un crecimiento económico y comercial que lo haga posible. Otros la quieren débil, dubitativa, rota: son sus competidores o enemigos, que buscan erosionarla o desestabilizarla para verla cada día más pequeña. En un mundo sin barreras para el paso de todo tipo de información o de intereses, no hay que ser pardillos ni dejarnos manipular por los mensajes tóxicos que incitan al enfrentamiento.
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16/10/17 17:45
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