Los hombres sabios adelantan el pensamiento a las palabras. El resto de los hombres lo hacen al revés.
Es cosa muy cierta que somos esclavos de nuestras palabras y dueños de lo que callamos. Abrupta filosofía que nos avisa de que en boca cerrada no entran moscas. Cuántas veces por eso nos toca recordarlo. Es muy frecuente perder esa maravillosa oportunidad de estar callados. En política es de mucho provecho pensar antes que hablar, pero es desastrosamente frecuente lo contrario, hablar y luego pensar, lo que puede meter al político en un brete, sobre todo cuando un periodista anda fino en su oficio recogiendo el grano y no la paja (que también suele pasar). Lo dicho por el político puede ser una purga, un fino aguijón con que zaherir sin piedad el curriculum del político que aventuró sin pensárselo dos veces la integridad de su mano poniéndola sobre el fuego para defender a un compañero del partido, acabando, como tantas veces, con la mano hecha un tizón en la unidad de grandes quemados.
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Frases políticas
Y dijo Rajoy: «Puede pensar lo que estime oportuno porque a lo mejor acierta». En mi opinión, eso no hay quien lo mejore
03/10/14 0:00
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