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La liquidación del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) aportará en Balears unos ingresos de 735 millones de euros, un 6,4 por cien más que el pasado año, según los cálculos de la Agencia Tributaria. Y las devoluciones se reducirán un 4,3 por cien hasta los 212 millones de euros. En definitiva, los contribuyentes de Balears abonarán más a las arcas públicas a pesar de que el Govern introduzca algunas rebajas, la más importante la destinada a contrarrestar el incremento de los intereses hipotecarios.

Los ingresos fiscales tanto del Estado como de las comunidades autónomas, y de manera especial en estas Islas, superan las previsiones. El incremento de la actividad económica  genera una liquidación tributaria muy beneficiosa para las instituciones públicas. En este contexto parece razonable que, como han realizado otras autonomías, el Govern tendría que haber aprobado medidas para rebajar la presión fiscal y compensar la elevada inflación.

Las instituciones han de reflexionar sobre el resultado de la gestión de los recursos que recibe de los ciudadanos. Porque la cuestión no es sólo cuánto se paga en impuestos sino en cómo se gasta lo recaudado. El IRPF español se ajusta al del resto de los países europeo, pero las prestaciones y los servicios públicos retroceden de manera alarmante. El gasto público ha de ser eficaz.