El PTI de 2003, es la biblia para la izquierda. Se convierte en el espejo de casi todo, de la conservación y de la economía. Se ha mitificado su trascendencia. Hay algunas coincidencias en su aprobación con la del nuevo PTI, de ayer, y varias diferencias porque los retos han cambiado. El primer PTI se aprobó el 25 de abril, sin consenso, con los partidos PSM y EM presumiendo de la iniciativa, en la que tuvo mucho que ver la socialista Maria Lluïsa Dubón. Se aprobó justo un mes antes de las elecciones, en el último pleno, como ayer. Joana Barceló estaba en ese momento enfrascada en evitar una ruptura institucional con el ayuntamiento más crítico, el de Ciutadella, donde la sociedad Casasnovas & Casasnovas campaba a sus anchas. Entre las diferencias, una anécdota. Dos días antes, Miquel Àngel Maria, ayer vicepresidente del Consell, ganaba el XII Premi de Narració Curta Illa de Menorca, con «Mort a l’atzar», un relato de ficción sobre el asesinato del presidente del Consell. Todo cambia y todo vuelve. Pero la diferencia esencial de estos 20 años es que hay nuevos retos a los que se ha de responder, como el de la vivienda, el alquiler turístico y la masificación turística, los hortals.
Como en 2003, pero sin tanto mito y con otros retos
24/05/23 4:00
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