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Todas las imágenes de Menorca que se presentan en las ferias turísticas o que van a ver los que pasen sus vacaciones aquí no se corresponden con la realidad que se van a encontrar. Pueden ver una foto paradisíaca de Cala Mitjana y cuando vayan se encontrarán con un parking enorme sin plazas vacantes y una playa sin un palmo de arena libre.

Cuando en 1965, Juan Manuel Fanjul, presidente de la sociedad Imesa, que urbanizó Cala Galdana, invitó a muchas autoridades a la inauguración de la nueva carretera pública de Ferreries hasta la costa lo hizo con una foto de la playa más bonita de la Isla totalmente virgen, cuando su intención era transformarla totalmente en una urbanización turística. Entonces lo virgen era una oportunidad para la economía insular. Sesenta años después la percepción del turismo es totalmente distinta.

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Todos sabemos que nuestra economía depende de este sector, pero estamos en el momento en que el modelo que ha primado la cantidad sobre la calidad está en crisis. El objetivo ahora es que las fotos se parezcan un poco más a la realidad, poniendo freno al crecimiento del número de turistas aplicando medidas de control.

La presidenta de Balears, Marga Prohens, ha definido esta semana la nueva posición del PP ante la masificación: «Es necesario poner límites, no solo para preservar nuestro modelo turístico y la actividad económica, sino sobre todo para hacerla compatible con la vida de nuestros residentes». Añade que habrá que poner en marcha medidas «valientes».

Menorca ha sido siempre pionera en la defensa del paisaje. Ahora son las otras islas las que se sienten asfixiadas. Nuestra isla no tiene la misma situación de saturación que las otras, pero no es ajena a la tendencia de masificación. Está claro que la economía no se puede fortalecer por la cantidad sino por la calidad. Y hace falta poner en marcha un plan para ser el mejor ejemplo.