Entre otras cosas, la crisis de 2008 supuso un frenazo casi total a la construcción de viviendas y eso significa que prácticamente todos los edificios que habitamos empiezan a hacerse mayores. Añadamos que existen infinidad de casas construidas hace cien años o más y tendremos la tormenta perfecta en cuanto a eficiencia energética. Es algo que al grueso de la población le importa poco, porque acomodar tu hogar a las exigencias europeas supone un enorme trastorno y un gasto notable: aislar paredes y tejados y cambiar ventanas. Y a la larga eliminar sistemas de calefacción y refrigeración basados en combustibles fósiles. Por eso la inmensa mayoría lo vamos dejando para más adelante, cuando tengamos que hacer una reforma integral o quizá nunca en la vida.
El rayo verde
Fósiles
14/03/24 4:00
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