Jack Sweeny siente el aliento en su nuca de los abogados de la cantante Taylor Swift y recibe mensajes inquietantes de Elon Musk por su pasatiempo de rastrear los vuelos VIP y publicar cuántos océanos y continentes se recorren tomándose el café o yendo de compras las ‘georginas’ del mundo de los superricos. Sin importarles un ápice el CO2 que expulsan sus jets o lo que suceda con el planeta mientras se dan sus caprichos, lo mismo que hacen mandatarios del mundo cuando se reúnen para sus sesudas reuniones sobre el cambio climático. El chaval, un estudiante de informática en la Universidad de Florida, no se declara ecologista, solo publica los datos de los movimientos de aviones porque le fascina rastrearlos, muchos son públicos, sabe cómo obtenerlos y cruzarlos para colgarlos en su web.
Vía libre
Contaminar es de pobres
Menorca13/03/24 4:00
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