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Teniendo en cuenta la que está cayendo y la que probablemente os caerá, acaso debáis tomar la iniciativa y esforzaros por convertiros en ciudadanos ejemplarizantes, para poder compensar, así,    la acción de la que juzgas como la peor clase política de las cuatro últimas décadas. Pero que nadie se escandalice: se trata tan solo de la opinión de un simple jubilado… Una clase que pervierte y retuerce las palabras para que éstas justifiquen lo injustificable; la misma que cuando exclama que «pretende pacificar» lo que en realidad trama es un «mantenerse en el poder»; la misma que efectúa sus «tropelías» por etapas, pasito a pasito, mientras se prepara al pueblo para la aceptación, lenta pero eficaz (mediante poderosísimos medios dedicados a crear el conveniente y pertinente estado de opinión), de lo difícilmente aceptable. Como viene siendo habitual, cuanto mayor es el hedor más potente ha de ser el perfume con el que disimularlo. La Historia sabe mucho de eso: se han utilizado términos sublimes (Dios, Patria, Pueblo) para encubrir sórdidos objetivos. Invariablemente, cuando se analizan con profundidad los grandes acontecimientos, lo que se halla, indefectiblemente, es el interés personal o económico llevado al paroxismo.    Las Cruzadas, la Libertad, la Liberación, la Colonización son vocablos que no han hecho más que disfrazar beneficios puramente mercantiles o de dominio.

La situación actual no es nueva y obedece a los inconfesables e inconfesos anhelos, muy concretos y desmedrados, no de un colectivo, sino más bien de dos hombres, unidos por una fatalidad. Intereses e intenciones que, de seguro, no supo intuir gran parte de sus propios seguidores a la hora de votarlos… «Si lo hubiera sabido» se ha mudado, de hecho, ya, en un clásico… Maquiavelismo en estado puro…

Una clase dominante que, probablemente, no habrá leído o simplemente olvidado las coplas manriqueñas en las que se explicitaba como el poder y la riqueza, como la vida, eran efímeros y pasajeros. Que, a la postre, tanto los ríos caudales (los poderosos) como los medianos (pobres) acababan «en el mar que es el morir» pues «allegados son iguales, los que viven por sus manos que los ricos» (citas de memoria) Por tanto, ¿a qué tanto prurito avaro,    a que tanto comezón por el    poder? ¿Pasar a la Historia? La cuestión no es pasar a la Historia -si se pasa-, sino    el cómo…

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Ante lo dicho, probablemente no os quede otra que dar el ejemplo que, quien debiera, no da. Dar ejemplo vosotros en una nueva reedición de lo que Unamuno bautizó con el nombre de intrahistoria…

2 Sería bueno, pues, que os ocuparais (y naturalmente te incluyes en esa propuesta) de adecentar el local… Sería bueno, sí, por ejemplo, que los arrendadores fueran justos con sus arrendatarios, especialmente con los más frágiles; que los médicos unieran profesionalidad con empatía; que los profesionales no cobraran en negro y expidieran la oportuna factura; que nadie -pudiendo- pagara en negro, porque hacerlo en blanco es lo que crea camas hospitalarias y pupitres y… Y que alguien se acordara de que Etiopía existe y de que a la sacrosanta Europa la migración le importa un bledo (quedó visto hace apenas unos días). Hasta que, of course!, aparezca el cadáver de un niño en una de sus playas y se conozcan, entonces, sus nombres y apellidos… Ese mismo «entonces» en el que tocará rascarse las vestiduras una vez más…

¿Educáis, por ejemplo -que esa es otra- a vuestros hijos en la solidaridad? ¿Les educáis, simplemente? ¿Trabajáis juntamente con sus educadores para hacer de ellos hombres cívicos y no manipulables por vomitivas cadenas televisivas, campañas subliminales, fútbol y famosillos encerrados en casitas en programas que no reflejan la realidad y cuya finalidad última no es más que la de entreteneros y aborregaros?

¿Qué no podéis hacer nada? Pues va a ser que sí, sumando esfuerzos y ejemplaridades éticas. Porque, en caso contrario, ¿quién lo hará? Hay mucho en juego, no tan solo vuestro futuro, sino el de vuestros hijos y nietos… ¿Les vais a dejar la casa así?