Ser valiente es consecuencia de la virtud de la fortaleza. El valiente debe vivir sin miedo a la vida y sin miedo a la muerte, con alegría y naturalidad en medio de dificultades, de obstáculos que exigen esfuerzo y sacrificio, manteniendo la serenidad ante un futuro incierto. Así quiere el Señor que el cristiano viva esperanzado como un hijo de Dios. La consideración de ser hijo de Dios, el Dios dueño y señor del universo, el Dios que ama al hombre como su obra maestra y favorita de la creación, el Dios que se encarnó y se hizo hombre, enseñó y ofreció su vida en la cruz para salvarnos. El cristiano que tiene conciencia de su condición de hijo de ese Dios todopoderoso y misericordioso que lo quiere con locura, no puede tener miedo y ha de ser valiente. En el evangelio de hoy el Señor nos dice: «¿No se vende un par de pajarillos por un as? Pues bien ni uno solo de ellos caerá en tierra sin que lo permita vuestro Padre. En cuanto a vosotros, hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. Por tanto, no tengáis miedo: vosotros valéis más que muchos pajarillos (Mt 10, 28-31)».
Raons d'esperança
«No tengáis miedo»
25/06/23 4:00
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