Hay que hacer un ejercicio de memoria histórica para encontrar una inflación tan desatada hacia arriba y tan generalizada. Parece de ciencia ficción que un vulgar melón haya subido el precio hasta doblar lo que costaba el año pasado por estas mismas fechas. La gasolina la estamos pagando a más de dos euros o lo que viene siendo lo mismo, a 333 pesetas el litro, de manera que coger el coche, más que una costumbre o una necesidad, nos lo han puesto a precio de lujo, que pudiendo hay que empezar a evitar. A propósito, se está empezando a robar la gasolina a los coches que permanecen aparcados toda la noche. El modus operandi parece sencillo para los chorizos: consiste en agujerear el depósito o destrozar el tapón de relleno. Corregir en un taller estas averías más el monto del combustible sustraído, se pone ya en un dineral. Pero estamos ahí señores políticos. Hoy no hay ningún producto de los cotidianos, de llenar la cesta para que la familia coma, que no haya subido. La terrible inflación no hay que achacarla solo a la guerra de Ucrania o a la pandemia; que sí, que tienen su culpa pero no toda.
Així mateix
La inflación
29/07/22 3:59
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