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La ciencia y las investigaciones científicas configuran los intereses públicos sobre lo que la política quizá interviene demasiado, creándose una dicotomía, las más de las veces nociva. A la ciencia lo que es de la ciencia y a la política lo que es de la política. Los pastores de estas parameras castellanas ya advierten desde antiguo que no conviene juntar las churras con las merinas. Así pues, no parece lo más sensato confundir la sanidad con los intereses partidistas, que es la sensación que da la manera de enfrentarse a la pandemia en Madrid, con un covid-19 que se está mostrando especialmente activo. Me parece impresentable que políticamente se utilice el virus que estamos sufriendo para erosionar al gobierno, a veces de una forma chapucera.

Primero la señora Presidenta se queja de que el Presidente Sánchez no se reúna con ella. Cuando por fin se consigue que Ayuso y Sánchez dialoguen, resulta que al día siguiente los acuerdos alcanzados ya no sirven, y otra vez a vueltas con las críticas de la descalificación. Cuando Sánchez ve que Ayuso tiene ya trazado su camino, le manda una «andanada» en forma y a modo de aviso diciéndole que decretará la alarma en Madrid, y todo por lo visto porque el jueves, 8 de octubre, las restricciones acordadas fueron anuladas por el TSJ, basándose en qué «supone una injerencia en los derechos fundamentales sin habilitación legal que lo ampare». Podría decirse que al Gobierno le ha salido otra oposición, la de las puñetas, dicho con todo respeto con lo que en esta ocasión no puedo estar de acuerdo.

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A nada que nos entretengamos en analizar leyes que están en vigor, nos daremos cuenta de que en no pocos casos, se pueden encontrar argumentos para una ley que no acaba de gustarnos. La sutileza interpretativa suele tener la piel muy fina, y en cuanto a la materia a la que me estoy refiriendo lo que debe contar es el amparo del bien, lo que es el caso de la pandemia que nos aflige, aun antes que el rigor interpretativo, cosa que dejo a quiénes viven de la busca y captura del defecto de forma, a veces tan nimio que les basta una coma que a su juicio desvirtúa las 80 páginas de un sumario, pongo por caso.

Señores políticos, es incoherente ver un autobús lleno a rebosar y luego por puro afán partidista ponerle la multa a un padre de familia porque lleva mal puesta la mascarilla. La ciudadanía no acepta el enfrentamiento entre políticos y quiénes hablan en nombre de la ciencia, cosa distinta sería que los políticos apoyaran sus decisiones en la ciencia, muy distinto es que la ciencia se tenga que limitar a lo que la política le permite, y no me estoy para nada refiriéndome al peculiarísimo comportamiento de Donald Trump en cuanto a su apoyo sobre los expertos del covid-19, que viene siendo el apaga y vámonos mundial.

Lo de Madrid no tiene buen arreglo, porque los intereses partidistas chocan de frente con los intereses sanitarios, y porque los políticos no pierden de vista lo que le interesa al partido. El covid-19 bien manejado puede convertirse en materia política, lo que es una auténtica vergüenza querer llegar al poder culpando al gobierno de mala praxis sanitaria. En medio de todo esto no parecen contar con un covid-19 que puede quitar argumentos y razones como los esgrimidos estos días por el Gobierno autonómico y el nacional. Mientras tanto el personal anda de los nervios, sin saber con exactitud si con el confinamiento que les ha tocado soportar pueden llevar una vida más o menos normal o tienen que estar como estabulados en sus hogares ¿El Tribunal Superior de Justicia avala que las denuncias por coronavirus sean efectivas? ¿Por qué no son las cosas más claras? Están ustedes volviendo loco al personal a cargo de la debilidad de sus dubitativas decisiones.