En la Generalitat se han dado por fin cuenta que el Gobierno de la nación no les iba a dejar a hacer con la Constitución mangas y capirotes. Se necesita una fuerte dosis de vulgaridad para hacer el papelón surrealista que hicieron el jueves pasado, donde Inés Arrimadas le dijo en sede parlamentaria al Molt Honorable lo que no viene en los escritos, y él junto a Junqueras aguantando lo que para alguien celoso de su dignidad sería motivo suficiente para no salir a la calle en el resto de sus días. En política se puede hacer de todo menos el ridículo (Tarradellas, dixit), que por cierto, si aquel honorable levantara la cabeza esta vez se moriría de vergüenza ajena. No conformes con la astracanada del jueves, al día siguiente con una votación pintoresca por decirlo suavemente, declararon la independencia. También mira tú, que son ganas de querer que les quiten el cargo, la firma y el sueldo, por mucho que ahora no reconozcan que han sido cesados.
Sa gleva
¿En qué pensaban?
31/10/17 1:06
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