Los bonsáis se malogran mayormente por el agua, si tienen demasiada malo, y si no tienen, peor. En la industria sutil de la amistad, suele malograrse esta por un mal manejo de la sensibilidad. La semilla de la amistad es tan invisible, o aún más, que las esporas con las que se reproduce el mundo de la micología. Fíjense, por ejemplo, en esa perversidad de la amistad interesada, de cuando le dejas dinero a un amigo que quizá está pasando una mala racha. Qué buen amigo resultamos cuando dejamos, pongamos, 2000 euros. Pero luego viene el incumplimiento a la hora de devolver lo prestado y con ello las malas caras, ahora no puedo… ahora me pillas mal, y finalmente lo que sucede es que el dinero que dejaste al amigo te lo devuelve un enemigo, y gracias si lo recuperas.
Sa gleva
La difícil amistad
08/08/17 0:00
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