La primavera alarga los días y altera la sangre, según dicen. También altera los relojes que se adelantarán a los acontecimientos. A las 2 serán las 3. Necesitamos más luz para no quedarnos a oscuras y pegarnos un trompazo morrocotudo. Seguro que faltan luces y sobran iluminados. Si pudiésemos recuperar la calma… tal vez no lo veríamos todo tan negro y catastrófico. Escucharíamos a los pájaros y contemplaríamos las flores, apagaríamos el móvil y permaneceríamos sosegados, quietos, respirando en silencio junto a las olas. Nos sentiríamos vivos y más unidos que nunca. Oiríamos esa voz interior que el ruido exterior ahoga. No sufriríamos tanto. El ritmo frenético nos distrae y obnubila. Nos centramos en las malas noticias y en los peores augurios. Ya casi no nos tratamos a nosotros mismos.
Sin flash
Luz, más luz
26/03/17 0:00
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