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El sábado se entregaron los Premios Goya de la Academia del Cine español. Al margen de las críticas que siempre siguen a la gala, sobre su puesta en escena, los gags más o menos graciosos del presentador, sobre si es larga y aburrida, o el poco o mucho glamour de actores y actrices, ha habido un debate posterior que ha puesto de nuevo el dedo en la llaga de las descargas en internet. Lo generó una tuitera emocionada con uno de los ganadores de la noche, Juan Antonio Bayona, director de «Un monstruo viene a verme». Comentaba que se iba a descargar la película para verla con sus amigas, el cineasta contestó que «así de impune y normalizada se desenvuelve la piratería entre una generación que cree hacer algo correcto y tener todo el derecho a ello», y la polémica estuvo servida en la red.

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Al final, el cine es cultura pero también una fábrica, aunque sea de ilusiones, un negocio, y como tal debe de subsistir. Como todo producto cuesta un dinero, producir una película necesita presupuesto, y esa inversión necesita un retorno. También hay trabajadores y no es oro todo lo que reluce, algunos malviven pese a los premios, cuando su nombre cae en el olvido.

Pero en la era de internet todo parece gratuito, desde los titulares que se nos ofrecen en el móvil o la tablet cada mañana a la música o el cine, y es cierto que eso se ha convertido en normal, y que una vez que lo obtienes gratis no gusta pagar, aunque sea en una plataforma digital. En defensa de la inocente tuitera, que seguro pensó que halagaba al director anunciándole la descarga de su 'peli', diré que ir al cine es caro, mucho, y que demasiados bolsillos no se lo pueden permitir y por eso recurren a internet. Urge la reducción del IVA a la cultura, pero el cine aún tendrá que esperar a 2018 para poder rebajar el precio de las entradas y ser competitivo. Algunas salas quizás no resistan hasta entonces.