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«Se le caerá la pichita si le regalas una cocinita al niño» le dice el suegro a mi amiga, madre de un niño. Tiene unos 13 meses y al peque lo que más le gusta es, cuando su madre cocina, trastear a su lado con las cacerolas, los cucharones,... le encanta ver cocinar, se estimula. Y la mamá observadora de su interés le gustaría que le regalaran al pequeño una cocinita con todos sus utensilios por Navidad, pero su suegro no está por la labor. Ella sí o sí se la regalará. ¡Y bien que hace! hoy en día todo es «jugar y aprender» seas niño o niña. Queda muy casposo y anticuado pensar en prejuicios tan nimios como que el cocinar es de niñas y no de niños. Cuando la mayoría de los chefs españoles son hombres haciendo una gran labor culinaria. Y llevándose grandes premios.

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El año pasado ya escribí que una casa de juguetes en su catálogo de Reyes vendía sus juguetes, sin hacer distinción de roles: un niña podía estar arreglando una bici con su caja de herramientas como un niño hacer la colada y fregar el suelo. No quiere decir que el niño sea el día de mañana cocinero. Lo importante es ser observador de nuestros hijos y si apreciamos una actividad que les gusta o estimula potenciarla y apoyarla. Eso puede ayudar el día de mañana a que definan a qué se quieren dedicar. Quizás como padres tenemos unas ilusiones o proyectamos futuribles sobre nuestros hijos. Hay que desprenderse de ese pensamiento. Ellos son personas únicas e individuales con sus sueños y deseos. Lo mejor, no cortar las alas. Cuando llegan a la edad de la pubertad y deben elegir qué camino hacer: estudios, formación profesional, o trabajar. Si desde pequeños les hemos potenciado sus gustos, les hemos enseñado a elegir (¿qué quieres una manzana o una naranja?; ¿pantalón o falda?; ¿poner o recoger la mesa?) después a la edad de la adolescencia -con todas sus hormonas alborotadas- les será un poco más fácil decidir su destino. Porque habrá inquietud más que desidia. Me encanta esta mamá porque ha sido sensible a lo que le gusta al pequeño, le acompaña en su crecimiento. Si tengo que recabar en mi infancia, mi madre siempre nos potenció las manualidades, la escritura, nuestra imaginación. Veía en nosotras, supongo, cierta gracia para desarrollarlas. Y elegí periodismo. A parte que a mí personalmente me gustaba estar con niños pequeños era una «mini madre» y mira el resultado «columna de crianza y educación». Mi hermana siempre manifestó que le gustaba la medicina y et voilà! médico. A parte que siempre le ha gustado coger las cosas más diminutas que encontraba en su camino, la conchita más pequeña de la playa. Y el resultado, le encanta estar en quirófano.

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