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"Primera Cita", significa. Es un programa muy barato de realizar que echan en Cuatro propiedad de Mediaset. Y está ¡arrasando!, tanto que repite temporada y le dan premios. Es entretenido. La primera cita de personas solteras que se conocen gracias al casting del programa. Consiste en saber si cuaja la historia, o se dicen adiós, o queda en amistad. Y desde mi punto de vista creo que triunfa porque ver amor siempre gusta, sus reacciones, el que se dirán, pero sobre todo es el reflejo auténtico de nuestra sociedad. Solteros, divorciados, viudos, heteros, bi y homosexuales. Cuentan sus historias pasadas. Relaciones de meses, de años, de amigos con derecho a roce. Cada single, es decir para persona soltera habla muy directo, sabiendo lo que quiere. Cuál es la persona que quiere que le acompañe en su trayectoria de vida. Muy pocos pierden el tiempo. Me alucina la gente joven, veinteañeros, que lo tienen más claro que cuando yo tenía su edad. La educación ha cambiado, ahora son más adultos por sus comportamientos sociales, salen antes, y mantienen relaciones sexuales antes que en mi época. Y se embarazan siendo muy jóvenes. Pero lo que más me llama la atención es la sinceridad en decir que tienen hijos de su anterior relación. Y normalmente las parejas sean hombres o mujeres lo aceptan de buen grado. Pues valoran ante todo encontrar la persona que les complete sus vidas. Un porcentaje bajo por lo visto del programa rechaza a la persona con hijos. Lo curioso es cómo lo dicen. «Tengo dos hijos, o un hijo y es lo más importante de mi vida» y la mayoría sin proyectar la voz, como haciendo un pasito hacia atrás y hablando a la corbata. Unos miran a los ojos de la persona que tienen enfrente, otros la rehúsan. Pero eso sí, lo dicen siempre antes de que comience la cita. Y por qué ese comportamiento, por qué no lo dicen con orgullo y sin miedo, es parte de su vida. Otros que no tienen hijos provocan en la conversación el hecho de quieren tener hijos, lo de casarse por la iglesia o no es más secundario. Después están los jóvenes que cuentan sus experiencias de padres jóvenes, con 23 años ya con criatura. Hace treinta años era lo normal, ahora para un joven tener hijos antes de la treintena es por algún descuido. Una joven le pregunta al posible pretendiente, si habían buscado al bebé. Y él le contesta muy sensato «a ver, si no usas medidas de control. Hay que ser consecuente». Un programa que recuerda a «Lo que necesitas es amor», la caravana del amor que recorría Jesús Puente. Ahora es un restaurante donde el maître, el maestro de sala, es Carlos Sobera con perilla, el Celestino moderno. Interviene en la presentación y después deja volar a la pajea de tortolitos, en su decisión.

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@sernariadna