Las fiestas de Sant Joan, que además dan la bienvenida al verano, me ha empujado a zambullirme entre las letras y saltar nuevamente a esta columna. Ante tantas emociones debo antes ordenar mis pensamientos para poder escribir con criterio. Porque es como criar, a veces la cabeza la tienes cargada de emociones, pasiones, cansancio y te hace hacer cosas inapropiadas. Debes coger aire, separarte un poco de la situación y reflexionar. Y aquí estoy con un libro de cabecera «Ni rabietas ni conflictos» de Rosa Jové, que va conmigo a todas partes desde hace unos días. Un libro que me gustaría recomendar, también a una pareja de Ciutadella con tres hijos menores de 6 años. En plenas fiestas, a la hora de dar comienzo ses avellanes, uno de sus hijos estaba revoltoso, quejicoso,... el padre reprendiéndole porque no puede soltarse de la mano por la multitud. Primero, no son fiestas para niños tan pequeños; segundo, hay que vivirlas desde la barrera porque la responsabilidad es la de los padres por llevarlos allí; y tercero, el niño no tiene ninguna culpa. Hay que contar que cuando sales con tus hijos, ellos también tienen opinión y a veces no va acorde a la tuya. Y tienen opinión porque está desarrollándose su cerebro, su personalidad. El nombrado padre no se le ocurre otra cosa -ya cansado de escuchar llorar al crío- de retorcerle la diminuta oreja y el niño ¿qué creen que hace? pues llorar más si cabe, y saltar de dolor. Iba cogiendo la mano de su madre.
Supervan Family
Lo que no se ve en Sant Joan
29/06/16 0:00
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