Ver la rua de carnaval en Mahón a través de los ojos de mi hija, era como ver a Ete en la escena en que sale disfrazado con el resto de personas del barrio y solo podía decir «mi casa». Porque se sentía identificado con esa variedad de disfraces. Pero los ojos de mi hija lo decían todo. Hay que ponerse en la piel de un bebé de 17 meses, cuando ve por primera vez a seres de su misma especie vestidos de formas raras, algunos como los de Star Wars, o las rockeras, o las doradas con bombín. Claro ella no podía decir «mi hogar» como el extraterrestre de Spielberg, a saber qué pensaría... y para colmo ve a unos vestidos de gallinas, con gallo incluido de El corral de la Paca bailando los últimos hits musicales. Vaya impacto cuando ella todavía está aprendiendo en la guardería a que las gallinas dicen coc, coc.
Supervan Family
Bajo el disfraz
10/02/16 0:00
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