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Artur Mas anuncia un nuevo modelos tributario para Catalunya, y Soraya Saénz de Santamaría afirma que es «un paso más hacia ninguna parte». Mas Colell dice: «Estamos mucho mejor preparados para lo que tiene que acontecer». El señor Rajoy dice que no habrá independencia en Catalunya. Mientras tanto, el futuro nos acerca cada día un día más hacia la manifestación a todas luces independentista de la Diada del 11 de septiembre.

Estas son las horas que la ciudadanía no sabe sobre el conflicto secesionista de Catalunya absolutamente nada fiable. El Molt Honorable President de la Generalitat Artur Mas i Gavarró tira de la maroma hacia la independencia mientras el presidente del gobierno español, Mariano Rajoy Brey, dice que la maroma la tiene bien amarrada y que eso de la independencia no se lo cree Artur Mas ni harto de vino. Bueno, esa última frase la he añadido yo.

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Haciendo un ejercicio retrospectivo, recordaremos que el 29 de septiembre de 1977, tras la restauración de la Generalitat de Catalunya, el Molt Honorable Josep Tarradellas i Joan, vuelve del exilio como presidente. Y aparte de su célebre frase «ciutadans de Catalunya, ja soc aquí», a mí me gusta más lo que dijo después, que fue que «en política se puede hacer de todo menos el ridículo». Pues aquí uno de los dos está haciendo el ridículo, o el señor Mas o el señor Rajoy. Puede que incluso, con este sinvivir de la independencia catalana, estén haciendo el ridículo los dos. ¿Cuándo piensa Rajoy parar, con la ley en la mano, la aventura secesionista de Catalunya? ¿Cuándo piensa Mas que hoy por hoy, su intento no es otra cosa que una quimera que lamentablemente está fragmentando a la sociedad catalana? ¿Se ha parado alguna vez el señor Mas a pensar que en una independencia catalana, con una población dividida a la mitad entre los que quieren seguir como están y los que quieren ir por la novedosa trocha secesionista, gobernar sería infinitamente más difícil que ahora? El problema del señor Mas, y de algunos políticos catalanes, es que han ido ilusionando a la ciudadanía, creándoles un futuro virtual para el que no tienen retorno que no sea con graves consecuencias. Y el problema de Rajoy se puede hacer muy complejo si el 11 de septiembre gana el Sí a la independencia, aunque sólo sea por esa exigua mayoría de la mitad más uno. Para mí tengo que sólo los políticos son capaces de crear semejante situación.

En una utópica independencia catalana, que nadie de la ciudadanía crea que eso significa que van a estrenar un país de jauja donde se aten los perros con longanizas, donde el rico será aún más rico y el pobre vivirá como si también fuera rico. Las dificultades para una población que estrena esa extraña independencia, pueden ser muy duras porque antes de independencia, en puridad es un cisma. Pero volviendo a la independencia, ninguna dentro del mismo país puede sustentarse al margen de la ley, Y con las leyes actuales, la independencia es imposible. A lo máximo a lo que se puede aspirar es a hacer el ridículo y en éste como en otros empecinamientos de la vida, la aventura nunca sale barata. Y con la independencia catalana, tanto si sale como si no, se puede terminar pagando una factura muy cara, especialmente en la factura de la convivencia.