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El año ha comenzado movidito en el terreno del transporte aéreo. La ministra de Fomento, Ana Pastor, se cita este jueves con los responsables de las principales compañías aéreas y navieras, con la intención de pedirles que revisen sus tarifas, toda vez que el coste del petróleo lleva meses bajando y los precios de los billetes siguen igual, como si no fuera con ellos la cosa. Es más, hemos asistido a una encerrona navideña en toda la regla en la ruta a Barcelona, con subida de tarifas y ofertas de esas que se volatilizan en un clic, mientras tecleas los dígitos de la tarjeta bancaria o se te cuelga el ordenador.

La ministra ya se curó en salud diciendo que esto es un mercado libre y que los reúne para invitarles a reflexionar, algo a lo que no parecen muy dispuestos. Porque al mismo tiempo que Pastor hacía esas declaraciones el presidente de Iberia ya lanzó su advertencia de que, total, la rebaja no sería «tanta», apenas unos centimillos, y además, las compañías dicen pagar el precio del combustible pactado en sus seguros de cobertura.

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En resumen y para lo que interesa al ciudadano, que es que por una vez le den la alegría de revisar algo a la baja que no sea su salario, pues resulta que tenemos una especie de cláusula suelo en los precios de los billetes, y parece poco probable que se repercuta en ellos la caída del coste del crudo. Por más que nos hablen de contratos a futuro de seguros, y de lo escrupulosamente legal que sea todo, al consumidor medio le suena a engañifa, porque cuando algo sube se le repercute de inmediato en sus facturas.

La otra que se prepara en el sector es la salida a bolsa del gestor aeroportuario AENA. Este viernes comienzan las movilizaciones en el aeropuerto menorquín contra la privatización y no se descarta una huelga que pondría en jaque las comunicaciones de la isla.