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Agárrense queridos lectores porque ya tenemos encima de la mesa uno de los debates más repetidos de los últimos años. No, no me refiero al absurdo debate de si estamos saliendo de la crisis-estafa o no, ni tampoco al debate de si mañana descubrirán un nuevo corrupto o dos, ni a la discusión sobre si Menorca necesita seis nuevos campos de golf o diez mil, ya puestos. No entraremos en el debate creado sobre si la bióloga Ana Obregón debe hacer un posado con los trajes para el ébola que acaba de comprarse por internet o mejor nos lo ahorra. Estos debates, sin negarles su importancia, no tocan hoy.

Al tema, de los creadores de: pero entonces, ¿se retrasa o se adelanta el reloj una hora?, y de: Yo soy más de árbol que de Belén, llega ahora el gran debate: Halloween versus Todos los santos. Es decir, calabazas o buñuelos, «truco o trato» o visita al cementerio, chucherías o flores, fiesta pagana o católica. Difícil cuestión que se puede convertir en empalagosa por la gran cantidad de dulces que se consumen.

Parece ser que el origen de esta fiesta se remonta a los celtas de la zona de Irlanda, una fiesta pagana relacionada con el final de verano. Cuando los irlandeses emigraron al país del Tío Sam se llevaron la tradición con ellos. Cuanta también la historia, que como siempre la escriben los vencedores la tenemos que coger con pinzas, que fueron los papas Gregorios III y IV los que trasladaron el día de Todos los Santos que era el 13 de Mayo al 1 de Noviembre. Y aquí me paro que si no Wilkipedia me pondrá una denuncia por plagio.

Lo que es evidente es que año tras año la celebración de Halloween va ganando adeptos en nuestro país. Supongo que la influencia del cine y de la televisión y el hecho de que la forma de celebrarlo sea más festiva ha influido en su expansión. No nos engañemos, los niños prefieren disfrazarse de monstruo y comer chucherías que ir de visita al cementerio. Pero que cada uno elija con libertad, que palabra más chula y como la están vaciando de contenido, faltaría más.

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Lo que nadie negará es que la fecha se ha convertido en una gran feria del mercado donde se venden calabazas, buñuelos, flores, artículos de broma, disfraces, etc. Por cierto se han fijado en que los disfraces de mujer siempre van acompañados de la palabra sexy, mirando el catalogo de diferentes tiendas, que a veces parece más propios de un sexshop, encontrará: vampiresa sexy, bruja sexy, de muerte sexy y hasta de calabaza sexy. Tufillo misógino sin duda.

Que la muerte te guiñe un ojo no me parece nada sexy, lo de ser su novia lo dejamos para los Legionarios y su cabra. Pero con lo de calabaza flipo. Le tendría que preguntar a Pili y Jordi, amigos y psicólogos, que filia se relaciona con las calabazas, porque lo más parecido que he encontrado en Google es la fitofilia, atracción por los vegetales, no confundamos con ser vegetariano que la acabamos liando.

Mi tendencia a la duda paralizante hizo que consultará a mi pareja porque ella tiene algunos temas mucho más claros: «Cariño, ¿vamos a Halloween o a Todos los Santos?», y con una tranquilidad pasmosa contestó: «El viernes con los niños a disfraces y chuches, y el sábado haremos buñuelos», ya está, arreglado.

A ver si van a tener razón los que dicen que celebramos por encima de nuestras posibilidades. Aunque viendo cómo crece la lista de ladrones son otros los que han vivido machacando nuestras posibilidades. Y termino, ¿el disfraz de corrupto incluye tarjeta fantasma?

conderechoareplicamenorca@gmail.com