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Ni hecho aposta, mañana es el día del trabajo y dentro de cuatro, el día de la madre, que si lo sumamos da igual a conciliación familiar. Un buen ejemplo lo pude ver en una charla que se hizo esta semana en Ciutadella. De contenido interesante, que no abordaré, pues quiero destacar el cómo se dio la exposición. Llamaba la atención la ponente que llevaba entrelazado un fular portabebés y dentro, claro está, su hija de 5 meses, dormida gracias al balanceo de la madre. Mientras avanzaba la charla explicativa, su marido iba pasando las diapositivas del power point. Ahí estaba la familia al completo dando imagen de orden, coordinación, equipo. Hubo un momento que la peque se despertó, su madre la saludó espontáneamente haciéndonos partícipes a los que estábamos en la sala, y con naturalidad se la quitó del portabebés ofreciéndosela al padre, quedando ya sola la mujer que finalizó la ponencia con éxito.

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Pero no siempre es así. Lo normal es que la madre y padre trabajen por separado ¡que más de una vez les habrá tocado!. Alguna vez que otra he coincidido con la ponente y ella siempre lleva consigo a esta diminuta princesa entrelazada a su cintura. Y es que es ideal, pero claro solo puede hacerse este gesto porque ella misma es empresaria de su negocio, es autónoma y se puede permitir llevar cosida a su hija como si fuera una africana, o peruana. Imagen bella. La reflexión está en si dependes de fichar en un trabajo, que la dirección como la sociedad no esté lo suficiente avanzada para integrar trabajo con hijos. Por ejemplo, tener una sala de más dentro de la empresa para guardar a tus hijos, durante tu jornada laboral, y poder dar el pecho si lo has decidido. Habría rendimiento y esos hijos respirarían la responsabilidad y no saldrían descarrilados o los padres desquiciados en preguntarse a quién le dejo hoy al vástago a los abuelos, suegros, amigos, niñeras, guarderías. O plantearse la mujer si ha de dejar de trabajar, o reducirse la jornada laboral. O es el hombre que se queda a cargo de la criatura y la mujer se incorpora a trabajar. En la ponencia me llamó la atención en un primer momento la imagen que proyectaba la ponente pero fueron segundos, en toda la hora me centré en el contenido de la charla. Porque la naturalidad de la acción hizo que lo aceptara como normal. Si el que nos contrata como la sociedad pusiéramos de nuestra parte, la mujer no se plantearía la conciliación familiar. No olvidemos que aunque las mujeres paramos tenemos derecho a sentirnos realizadas en lo laboral, porque es un derecho, y sobre todo los tiempos lo exigen.

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