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La Universitat de les Illes Balears está intensificando sus esfuerzos para incrementar su atractivo académico y económico. Históricamente, los estudiantes menorquines han tenido como referencia las universidades catalanas, principalmente por los lazos que unen a ambas comunidades y por una cierta desconfianza hacia la potencialidad de esta joven institución. Sin embargo, su prestigio no ha hecho más que crecer en los últimos años. El rector Llorenç Huguet habla con unos datos en la mano que colocan a la UIB como la segunda universidad de España en investigación, la sexta en productividad, la octava en docencia y la décima octava en innovación y desarrollo tecnológico. Si a ello le sumamos que, en época de crisis, la matrícula cuesta la mitad que en las universidades de Catalunya, la oferta merece la pena ser valorada. Pero por delante queda camino por hacer: impulsar las sedes insulares y ajustar los planes de estudio a la realidad del mercado laboral. En este sentido, también sería necesario poder contar con cursos de posgrado en Can Salort. Si la UIB sigue con su apuesta de aproximarse a la sociedad insular, sus expectativas de crecimiento irán en aumento.