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Cuando un grupo de amigos comprometidos con Menorca y su patrimonio cultural, iniciamos la andadura de rescatar el Hospital de la Isla del Rey, desconocíamos cual sería el futuro de la Asociación que creábamos y de la Fundación que al poco tiempo canalizó nuestros trabajos e ilusiones.

Pocos teníamos aptitudes para la faena que emprendíamos. Más bien la generalidad era pobre en conocimientos de restauración y menos de carpintería o jardinería. Pero éramos ricos en actitudes. De éstas nació lo que hoy parece un proyecto consolidado, a pesar de los problemas que sobrellevamos.

Cuando Paco Tutzó concibió hace cuatro años el Foro Menorca Isla del Rey, pensó y nos propuso su emplazamiento sobre la bella Isla del centro del puerto de Mahón, precisamente porque sobre el lugar se concentraba un esfuerzo desde abajo, un ejemplo de lo que la sociedad puede hacer si se compromete con un ilusionado proyecto, si aporta y coordina actitudes positivas.

Entre las muchas aristas que tiene la crisis actual hay una fundamental, en mi opinión: la de estas actitudes.

Me acuerdo de una de las primeras historias que nos contó recientemente Luis Rojas Marcos en el Teatro Principal. Recién llegado de Nueva York, le preguntó a una señora sentada a su lado: "¿Qué tal van las cosas por aquí?". Contundente la dama le contestó sin dar más explicaciones : "¡fatal!,¡fatal!".

Por supuesto tenía razón. Pero esta actitud fatalista, no deja de ser negativa y agrava indiscutiblemente la situación en que vivimos.

El pasado jueves día 9, este mismo medio publicaba dos noticias relacionadas con el transporte aéreo, un tema que constituyó el tema central del Foro del año pasado y que tuvo sus más que positivas consecuencias. La primera de ellas se refería a que el aeropuerto de Menorca había registrado un record histórico de movimientos en el mes de julio: 501.681 pasajeros. La segunda, que Air Europa dejaría de operar con Barcelona en temporada baja. La primera positiva; la segunda, negativa. Por supuesto la que mereció grandes titulares en la portada del periódico fue la negativa: "Air Europa renuncia a operar con Barcelona en invierno". Para nada se citaba el incremento.

Tras este incremento de pasajeros, se encontraba el esfuerzo de mucha gente: Sector turístico al completo con gran trabajo de la Conselleria, empresarios hoteleros que han mejorado instalaciones -véase el ejemplo del Carlos III o del Hamilton-, agencias de viajes, mayoristas, empresas de todo tipo. Gentes que ante la crisis han arriesgado, han apostado. Y me alegrará comprobar que en agosto este incremento se mantenga e incluso aumente. Personas como el propio embajador de España en Austria -Yago Pico de Coaña- se han volcado en este esfuerzo bien coordinado por las administraciones, aun escasas de recursos como todos saben. Tampoco damos importancia a otro efecto positivo en el que tiene que ver AENA y la propia dirección del Aeropuerto: la puntualidad. Se ha ganado mucho en un factor para mí clave como es el empleo y planificación del tiempo, de nuestro tiempo, el que se nos roba cuando hay impuntualidades. Pero esto tampoco es noticia.

Ante el evento que se nos presenta el martes en la Isla del Rey, puedo asegurar que los organizadores -Editorial Menorca, Ateneo y la propia Fundación del Hospital, han puesto la mejor de sus voluntades para pasar un mensaje crítico, pero positivo. Son enriquecedoras las sesiones que hemos tenido con dos de los ponentes –Josep Maria Quintana y Guillem Lopez Casasnovas- coordinando y preparando la sesión que tendrá su continuidad en ciclos del Ateneo y del Círculo de Economía. En la Isla del Rey solo podrán exponer sus opiniones en 15 o 20 minutos. Pero queda una amplia documentación que les ha servido de base para preparar sus intervenciones. Todo servirá para cuando diseñemos la Menorca de mañana, la que pueda ser administrada con más eficacia y con menos recursos.

Creo que tenemos en nuestra gente -especialmente en la juventud- grandes aptitudes. Pero todos estamos obligados a incentivar e ilusionar, a pesar de todo. A adoptar ante la crisis actitudes positivas. Nos dieron ejemplo en tiempos más críticos nuestros padres y abuelos.

¿Apostamos por lo positivo, a pesar de todo?