"Cada cual juega con las cartas que tiene en la mano. Estas han sido las mías, y así las he vivido". Charles Howard Walker, exsoldado profesional de la Fuerza Aérea Norteamericana, resume así su intensa vida, que aún hoy mantiene con energía gracias a que cumple su sueño por la arqueología en Sanitja. Con 74 años se licenció en Antropología y un año después tiene la mente llena de proyectos, según relataba ayer en una entrevista concedida a este diario. Tras una mirada profunda en la que se intuyen las cicatrices de batallas lejanas y enfermedades recientes, tiene claro el legado que quiere dejar a sus hijos y a los hijos de sus hijos, según sus propias palabras: "En esta vida nunca hay que rendirse. Cuando terminas de aprender es cuando empiezas a morir".
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