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H.D. Thoreau (1817-1862) declaró en uno de sus más famosos escritos que "...todo hombre reconoce el derecho a la revolución, es decir, el derecho a negar su lealtad y a oponerse al gobierno cuando su tiranía o ineficacia sean desmesuradas e insoportables".
Como ciudadano de una más o menos discutible democracia, asumo esta filosofía como parte de mis elementales derechos que, sin duda, van mas allá de los intereses de los partidos políticos o cualquier otra forma de gobierno.

Deberíamos imponer a los que quieren gobernarnos un contrato, no el de Rouseau, sino uno muy práctico: ¿Quieren mi voto?, pues en un contrato explique claramente, de forma pragmática, sin rodeos, qué va a hacer Ud. para mejorar la vida de los ciudadanos.
Y si no cumplen, a la cárcel por estafadores.

Los programas políticos que he venido escuchando en las últimas décadas son bonitos discursos que halagan a seguidores de trasnochadas ideologías, pero que no terminan por resolver los problemas básicos del ciudadano común.

La sanidad, la educación o la vivienda no son temas que puedan estar al vaivén de las ideologías y ésa es, a mi modesto entender, la gran mentira de los partidos políticos, esos mismos que actualmente se empeñan en resucitar el enfrentamiento entre las famosas dos Españas, para "arrimar el ascua a su sardina".

Un país necesita técnicos que partiendo de ingresos y gastos adopten las medidas necesarias para el mejor funcionamiento del mismo.

Desobediencia civil puede sonar algo drástico, pero no sé si existen otras alternativas ante los gobiernos ineficaces y corruptos.

¿ Cómo puede gobernarse un país donde , por ejemplo, el 51 % opina lo contrario del 49%?

¿Demonizando al 49% calificándoles, según la ideología del gobierno de turno?

Un día la derecha y otro la izquierda ¿"es la madre de todos los males"?

He nacido después de la Guerra Civil y he leído mucho y a distintos autores nacionales y extranjeros como para no entender que todos en esa contiendan tienen mucho que callar.
No sé qué político inglés dijo, al ser interrogado sobre su postura ante la Guerra Civil española "...¿fascistas y comunistas? Allá ellos".

Soy partidario de que todos los crímenes de guerra sean investigados y castigados los responsables, en la medida de su intervención.

Hitler asesinó a muchas personas. Stalin también, pero de sus matanzas se habla menos.

El presente parece importar menos que el pasado y mientras el número de parados se acerca a los 4.5 millones y la nueva crisis económica se perfila en el horizonte, seguimos discutiendo si "son galgos o podencos".